🔊Sexo desconocido

Por Bali Club

Estás a un episodio de lograr un gran orgasmo

Escucha nuestro podcast y eleva el nivel de sensaciones:

Sexo desconocido

En el mundo existen mujeres que pueden encender una habitación en llamas con una sola mirada, y una de esas mujeres era yo.

Decidí entrar a un bar que quedaba camino a casa, estaba tan aburrida que quería ir por un par de tragos… y porque no, por un par de orgasmos también, quizás allí podía encontrar con quien divertirme después de una muy extensa semana de trabajo. Entré al lugar y estaba lleno de caritas muy lindas, tenía puesta mi lencería roja de Lerot que había comprado algunos días antes en un viaje que había realizado a barranquilla y aproveche comprar en la tienda Bali , así que estaba perfectamente acompañado de mi perfecto bronceado. 

Me senté en la barra y pedí un trago, mis vellos del cuello se habían erizado y eso solo significaba una sola cosa, alguien ardería esta noche conmigo. Miré hacía mi lado derecho y había un chico mirándome justo a los ojos. Sonreí sutilmente y él respondió picándome un ojo, todo un galán.

Se acercó a mí y se sentó en el asiento de al lado, hablamos sobre lo fuerte de nuestros tragos, el bar en el que estábamos, y que buscábamos allí. El coqueteo comenzó a intensificarse, las miradas, los susurros al oído y las pequeñas risas. 

Pareces una de esas chicas con el corazón helado. -comentó-

Revisemos juntos a ver que tan frío está ¿no? -le dije colocando su mano sobre mi pecho-

Me levanté del asiento y me dirigí al baño mirándolo, mi diminuto vestido  ya le había dicho todo lo que yo quería. Me siguió hasta allí y entró justo detrás de mí. Rápidamente me pego a la pared del baño e intentó besarme, pero no lo deje hacerlo, era solo vil y salvaje sexo nada más.

Bajo hasta mi entrepierna y fue quitando mi panti mientras me miraba a los ojos, ya había colocado un poco de mi lubricante de sabor sobre mi mano, y lo aplique directamente en mis labios vaginales mordiendo mis labios. Lamió mi vagina metiendo su cara entre ella y el vestido nunca pese tener sexo con un completo desconocido pero que delicia. Mientras seguía lamiéndome empezó a desajustar sus pantalones hasta bajarlos completamente, mientras yo tomaba su cabello y seguía restregando su cara por toda mi vagina era uno de los placeres que me encantaba regalarme, tenerlos sumisos entre mis piernas.

Pronto apartó mis manos de su cabeza y me miró a los ojos casi que retándome, para tomarme de las nalgas y subirme sobre su gran verga, me sostuve de su cuello y detrás de mí, la pared creaba un perfecto arco para seguir disfrutando. Intento nuevamente besarme y lo mordí, así que miro, tomo de la cara con su mano derecha mientras apretaba mi cuello con su mano izquierda, y casi que con rabia comenzó a meter su pene durísimo entre mi vagina. ¡Dios, que excitante, oh!

No paraba de moverse y pasar su lengua por mi cuello sí que era toda una experiencia nueva para mí. Exquisitamente nos vinimos juntos, y el término sobre mis pechos. Rápidamente me bajé de él, volví a ajustar mi vestido y coloqué mi lencería.

El pronto limpio su semen para subir sus pantalones y colocar su correa, mientras yo me volteé al espejo para arreglar mi cabello y aplicar un poco de labial, ya ni siquiera tenía un poco. 

¿Puedo por lo menos saber tu nombre? Susurro en mi oído derecho. 

No, no puedes, no te compliques la vida. 

Le di un pequeño beso en la comisura de sus labios y salí del baño justo a la puerta de ingreso al bar, ya era muy tarde y había cumplido mi deseo, ya era hora de volver a casa.

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