Parte 1 – Conocí a Andrea por un amigo en común. Nos hicimos amigas poco a poco. No fue de esas amistades que caen bien de una, sino de las que con el tiempo se van fortaleciendo. La consideré una de mis mejores amigas, hasta que una noche me hizo una propuesta indecente.
Antes de conocerla, mi amigo me había hablado de ella. Ellos eran amigos con derechos, se comían de vez en cuando los fines de semana y no tenían compromiso alguno. Yo no tenía interés sexual por ninguno de los dos, pues mi gusto en hombres es el típico hombre musculoso, cari bonito y ninguno hacía las mujeres porque soy heterosexual.
Los 3 nos hicimos muy cercanos, salimos mucho a charlar a los bares del centro de la ciudad y a pasarla bueno como cualquier parche de amigos. Nunca me hicieron alguna propuesta indecente que me asustara o se sobrepasara.
Así estuvimos un buen rato, hasta que mi amigo me dijo un día que yo le gustaba a Andrea, que desde hace mucho tiempo me tenía muchas ganas y que no me lo había dicho porque tenía miedo de cagar la amistad y que me alejara de ella.
Me tomó por sorpresa porque ellos ya tenían su cuento y no pensé nunca en involucrarme con ellos dos, o bueno, solo con ella. Cuando él me dijo eso, me sentí muy incomoda. Yo la consideraba una buena amiga, le contaba cosas que me pasaba con los manes que me gustaban y me abrí mucho a ella. Pero después de eso me di cuenta que ambas íbamos en sentido contrario.
Le dije a mi amigo que no me sentía cómoda, que yo era hetero y que no podía tener una amistad con ella si me veía con otros ojos. Él me dijo que me calmara y que no fuera a dañar la amistad por un simple gusto. Que más bien pensara que esta era la oportunidad para experimentar cosas nuevas y llevar mi sexualidad a otro nivel. Que ella siempre había querido hacerme la propuesta indecente que ya sabemos.
Lo pensé mucho. De verdad al principio no me atraía para nada Andrea. No era una mujer que me llamara la atención en particular, y una noche ya muy tarde, le escribí a mi amigo “lo voy a intentar”.
Creamos un grupo en WhatsApp para concretar una salida con fines sexuales. Desde el inicio el chat siempre fue muy caliente. Ellos hablaban de sus experiencias sexuales y Andrea me preguntaba mucho sobre mis gustos en el sexo. Le respondía cortante, pero ella insistía en hablar sobre mí y el sexo.
Después de hablar solo por una semana me hizo la propuesta indecente que me dejó fría.
-Nena, ¿te gustaría hacer un trio con nosotros dos?
Leí el mensaje sin saber cómo responder porque no tenia las palabras para decirle que no. O sea, ya era mucho asimilar que yo le gustara a ella, pero otra cosa era tener que entender que mi amigo también quería conmigo. Para mí era algo inaceptable y claramente tenía que negarlo.
– ¿¡Un trio!?
-Sí. Es solo una propuesta que puedes pensar con calma y responder después. Pero si no quieres fresca, no pasa nada.
Lo pensé por poco tiempo y para no negarle del todo la propuesta indecente que me había hecho, les dije:
-No estoy dispuesta a hacer un trio.. pero si quiero probar cosas nuevas, contigo.
Sacamos del parche a mi amigo para quedarnos las dos solas. La verdad no sé por qué accedí a estar con ella a, pero me ganó la curiosidad y ahora tenia una cita con mi mejor amiga.
Estaba muy insegura, me quería arrepentir, pero luego pensé que si no me gustaba, solo tenía que decirle que no quería seguir con ella y esperar a que nuestra amistad no cambiara para siempre.
Nos vimos en el bar de siempre, nos pedimos unos margaritas y comenzó a contarme más a fondo lo que hacía con mi amigo. Yo la imaginaba en esas y me reía un poco, pero eran los nervios. Ella lo notó, así que me dijo “¿nena, quieres otro margarita o algo más fuerte?”
Le dije que iría al baño y se ofreció a ir conmigo y antes de que pudiera entrar, me besó y nos encerramos en un cubículo. Me asusté, pero luego me dejé llevar por el momento. Sus besos eran deliciosos y calientes. La agarraba del cabello mientras dejaba que me tocara la cola y pusiera su mano por debajo de mi falda para meterme un dedo y excitarme más.
-¿Te gusta?
-Si, me encanta.
Nos dijimos eso mientras su lengua seguía recorriendo mi boca y haciéndome mojar más cada segundo. Luego, me bajó la blusa y me besó los senos mientras seguía dándome dedo hasta enloquecer.
Cuando ya sintió que estaba muy mojada, se arrodillo y me dio uno de los mejores besos de mi vida. Me chupó el clítoris tan delicioso que pensé que ya se había comido a otras viejas. Su lengua daba círculos y me halaba los labios vaginales para que me doliera un poquito y luego me calmara con su saliva.
No pensé que esa propuesta indecente fuera tan rica. Me beso por unos minutos más hasta que me hizo venir. Creo que las demás viejas que entraron al baño me escucharon porque no podía aguantar mis gemidos. Cuando terminó de besarme, me dijo que saliéramos y pagáramos la cuenta para ir a un motel a terminar de hacer locuras.
Salimos del baño, pagamos y tomamos un taxi hasta el motel más cercano.
Lo que pasó en ese motel fue una experiencia indescriptible. Algo que no pensé que me fuera a gustar tanto como para pedirle otra propuesta indecente de esas.
Esta propuesta indecente Continuará.