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Con mi esposo tuvimos la grandiosa idea de probar un juguete sexual para encender la pasión que hacía tiempo estaba algo apagada. Ambos tenemos trabajos de tiempo completo y en lo único que pensamos al llegar a casa es comer, dormir y pagar deudas. Hacíamos el amor de vez en cuando, pero no como antes. Nuestro día de descanso decidimos ir a una tienda erótica y mirar que nos llamaba la atención. Le preguntamos a la niña que nos atendió, que cuál era el mejor juguete sexual para experimentar en pareja y nos recomendó un anillo vibrador. Mi esposo se emocionó más que yo, pero aun así accedí a darle la oportunidad y probar el tan nombrado anillo vibrador que sale en la mayoría de publicidad de las tiendas eróticas.
Llegamos a la casa, tomamos un poco de vino, yo me puse lencería sexy y mis tacones más altos. Empecé a abrazarlo por la espalda, lo besé mientras le quitaba la camisa y sus manos recorrieron mi cintura hasta llegar a mis senos. Todo iba de maravilla, yo solo pensaba en usar el anillo vibrador para tener un orgasmo y tocar el cielo.
Comenzó a quitarme el babydoll y besar todo mi cuerpo mientras que su pene se iba notando por debajo del pantalón. Luego me puse de rodillas y le hice sexo oral hasta que las rodillas me dolieran. Luego de calentarnos un buen rato, sacó el anillo vibrador que hace unas horas habíamos comprado y se lo puso en su pene erecto y listo para penetrarme. Yo estaba caliente y muy excitada, pero cuando me penetró y ese anillo vibrador tocó mi entrepierna, se me bajó tooooodo. Esa vaina estaba fría y aunque vibrara, yo no sentía nada porque el que lo tenía era mi esposo.
Me calmé y lo intentamos de nuevo, todo bien con la penetración suave pero luego comenzamos a hacerlo más rápido y ese anillo vibrador no hacía sino golpearme y bajarme la calentura que tenía. Le dije a mi esposo que se lo quitara, pero él lo volteó y ahora me pegaba en el clítoris. Me dio mucha risa porque perdíamos la concentración y teníamos que iniciar de nuevo. Que pereza, estaba con malgenio porque el anillo vibrador no nos había funcionado.
¿Será que pusimos el anillo vibrador bien?
Se lo quité y lo revisé para saber si es que estaba mal puesto o si definitivamente era que a nosotros no nos funcionaba. Pues como lo supuse, buscando en internet me di cuenta de que habíamos puesto mal el anillo vibrador. La vaina era que debíamos ponerlo en la base del pene con las orejitas hacía arriba (pero bien puesto). Como yo me senté encima de mi esposo, el anillo vibrador me daba en la ingle. O sea, ahí no sentía nada.
Lo volteamos y lo pusimos bien y cuando ya continuamos haciéndolo, sentí como el anillo vibrador tocaba mi clítoris de forma suave mientras vibraba. Ahí si me gustó. Comencé a cabalgar a mi esposo. Como yo era la que ponía el ritmo, el anillo me tocaba como yo quisiera. Luego, restregué mi vagina contra su pene y sentía como el juguetico me daba fuertes vibraciones para darme más placer.
Mi esposo vio mi cara de placer y me dijo:
– ¿Ahora si te gustó, cierto?
-Sí. Ahora si lo estoy sintiendo todo. ¡Que rico!
Dejamos el anillo vibrador hasta el final para ver si llegábamos juntos al orgasmo sintiendo las vibraciones. Lo hacíamos suave mientras nos decíamos cosas románticas y luego, cuando él tenía ganas de venirse, aceleró un poco hasta que en su último aliento me lo hizo tan fuerte que el anillo vibrador se pegó a mi vagina y me provocó un orgasmo tan fuerte que grité y apreté a mi esposo con mis piernas para que no fuera a salirse todavía. Nos vinimos al mismo tiempo. Fue delicioso.
Mientras disfrutábamos de ese orgasmo tan rico que habíamos tenido juntos, las vibraciones seguían desesperándome de placer mientras mi esposo estaba todavía adentro de mí. Cuando ya lo sacó, el semen se regó y mi vagina quedo blanquita.
-Si ves que fue buena idea comprarlo.
-Si amor, estuvo rico. Tenemos que seguirlo usando para probar nuevas poses.
Terminamos de limpiarnos y limpiar el juguete y decidimos usarlo con más frecuencia.
Me encantó tanto usar el anillo vibrador que por el momento no me interesa probar nuevos juguetes sexuales. Con ese juguete hacemos varias poses sexuales “raras” que complementan a la perfección el anillo y hacen que los dos tengamos sensaciones únicas mientras hacemos el amor.