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Tuve una infancia algo difícil. Mis padres me abandonaron cuando cumplí 8 años y me dejaron con una tía para buscar un mejor futuro. Nunca volvieron, pero yo tenía claro que debía salir adelante por mis propios medios. Cuando cumplí 18, me gradúe del colegio y comencé a buscar trabajo. Una amiga y yo encontramos un lugar donde ganar buena plata a costa de nuestro cuerpo, un putiadero. Como estábamos recién graduadas y éramos muy unidas, nos apodaron Las Colegialas Sexys. Nos hacían vestir de todo tipo de profesiones, pero casi siempre estábamos como colegialas sexys.
Iban muchos hombres casados, aburridos de la monotonía con su pareja y preguntaban si las colegialas sexys estaban disponibles. Casi siempre nos pedían juntas para hacer tríos y orgías. La verdad, disfrutaba mucho de esa vida, a veces me acostaba con hombres muy guapos que me hacían ver las estrellas, otras veces solo hacía muy bien mi trabajo para que todo acabara rápido, pero en general, estaba feliz porque ganaba mucha plata y era deseada por los hombres.
Una pareja para las colegialas sexys
Una vez, llegó una pareja heterosexual. Era la primera vez que veía a una mujer, diferente a mis compañeras, en un sitio de esos. Pensé que simplemente querían conocer el lugar, pero en vez de eso, ambos pidieron a las colegialas sexys. Querían que las dos les hiciéramos un baile erótico y tuviéramos sexo con ellos. Pensé que mi amiga iba a estar con la mujer mientras yo complacía al hombre, pero en lugar de eso fue el man quien nos dijo que quería que su mujer tuviera un encuentro lésbico para su cumpleaños. Como ambas teníamos ropa de colegialas sexys, comenzamos a fingir que ella era nuestra profesora y nosotras sus alumnas desobedientes.
Hicimos varias preguntas para ambientar el momento, pero luego comenzamos a besarnos entre mi amiga y yo, mientras que “nuestra profesora” se soltó el cabello, se bajó el vestido que tenía y se quedó en ropa interior y tacones. Yo comencé a besarla en las piernas y mi amiga en la espalda mientras que su pareja se masturbaba viéndonos. Llegamos a la boca de la protagonista y nos dimos un beso triple, estábamos llenas de saliva, arrechas por querer más.
Mientras que mi amiga la seguía besando, yo subía a sus senos y los chupaba con tantas ganas que cada segundo, sus pezones se paraban más. Con mis manos, rozaba suavemente su vagina por encima de la tanga y sentía como su respiración era más y más fuerte. Comencé a hacerle sexo oral y su esposo entre tantas cosas que murmuraba, no paraba de decir que ver como dos colegialas sexys se comían a su esposa era lo mejor que sus ojos habían visto.
Nosotras seguíamos con nuestros disfraces de colegialas sexys y nuestra amante ya estaba completamente desnuda en tacones. Era tan caliente verla así. Mientras que le hacía sexo oral, mi amiga puso su vagina en la boca de la mujer y ella la masturbaba mientras su lengua recorría sus labios mojados. Podía notar que estaba llena de lubricante porque mi boca comenzó a estar muy mojada. Sin más que aguantar, me subí la falda de mi atuendo de colegiala sexy y me le monté encima para restregar mi vagina contra la suya y hacer el amor con ella por primera vez. Mi amiga bajo a nuestras piernas y nos dio sexo oral mientras nos decía cosas sucias. Aquella mujer estaba volando de placer, lo veía en su cara, en sus ojos cuando los ponía en blanco y sus manos cuando las apretaba fuerte contra las sabanas.
Un beso de 3
Cuando estaba a punto de venirse, nos dijo que la besáramos mientras le chupaba el pene a su esposo. El hombre rápidamente se paró de donde estaba y puso a su esposa a mamárselo mientras nos veía besar la vagina mojada de su esposa. Se vino en los senos de su mujer, mientras que ella retorcía su cuerpo en un largo e intenso orgasmo. Terminamos de besarla, nos acomodamos nuestros atuendos de colegialas sexys y salimos del lugar dándonos un beso de despedida entre las 3.