Todos salimos de la disco y tomamos un taxi a casa de Manuel, solo queríamos seguirla. Manu desde el asiento del copiloto solo me miraba desde el retrovisor y se reía. ¡Como odiaba que hiciera eso!
Cerré mis ojos y recosté mi cabeza en el asiento, el alcohol estaba en su punto más alto, todos mis sentidos estaban… bueno, más que despiertos.
Rápidamente empecé a escuchar un par de lenguas deseosas besarse salvajemente a mi lado, no abrí los ojos, solo quería escuchar el roce de los labios, las manos de Dani en las tetas de Laura, los gemidos volviéndome loca y mojándome allí sentada. Mi cuerpo vibraba, mi respiración aumentaba con cada sonido ¡todo un deleite de placer!
En un segundo sentí una mano justo en medio de mis piernas apartando mi panty y acariciando mi vagina, abrí los ojos y tenía a Isabel justo en frente de mí, sola la mire, saboree mis labios y ella se acercó dándome un apasionado beso mientras me masturbaba. Por mi mente solo pasaba que una de mis fantasías más deseadas, pero jamás contada estaba a punto de suceder.
Bajamos del taxi y subimos todos por el ascensor, actuando lo más normal posible, porque las cámaras nos miraban, pero ya en la habitación Isabel me tiro en la cama, bajo mi falda junto a mi panty, separo mis piernas mientras me miraba y comenzó a lamer mi clítoris, ¡Dios, había llegado al paraíso! Ella solo me miraba con esa cara de zorra que me encantaba, mientras Manuel besaba mis tetas.
Extendí mi mano derecha y sentí una verga lo suficiente mente erecta como para querer llevarla a mi boca, era Dani esperando que Laura regresara del baño, así que… lo hice subir encima de mí, ¡Por Dios! Un pecado dejar esa delicia sola; mientras Isabel seguía abajo lamiendo todos mis fluidos Daniel puso su verga en mi boca ¡todita para mí!, aún recuerdo su sabor y solo me dan ganas de repetir. En ese momento miré por encima de mi cabeza y vi a Manuel, juro que él ya se había dado cuenta en mi mirada que ese era mi mayor deseo.
Chupaba esa verga deliciosa, ese glande perfectamente tallado y lo metí en lo mas profundo de mi garganta, pero no me era suficiente, lo quería dentro de mí, ¡así que se lo pedí, se lo grite, se lo suplique!, ya no aguantaba más, así que él comenzó a rosarlo en mi vagina. Manuel tomo mis brazos y me retumbo sobre la cama mientras Isabel lamia mi clítoris, mis gemidos eran intensos, mi cuerpo totalmente erizado, mi vagina contraída, y Dani metiéndolo muy suavemente.
Yo solo me sentía en la cúspide del cielo, todo lo que había soñado justo en medio de mis piernas. Después de toda esa noche de locura recuerdo llegar a casa y querer que todo se repitiera otra vez, aun cuando solo habían pasado unas cuantas horas… Pero como todo en la vida, algunas cosas solo pasan una sola vez.
Gabriela se había convertido en mi maestra del sexo, ella me hacía sentir muy cómoda, a gusto y complacida, era mi guía y por eso llevábamos una relación funcional muy divertida porque en el trabajo era yo quién le enseñaba todo lo que ella necesitaba saber.
Alguna vez hablamos sobre la posibilidad de añadir un tercero a nuestro juego, le plantee que fuera un hombre y pareció no tener problema con que así fuera, ella estaba en esa edad dónde quería probarlo todo ¡me encantaba la actitud de esa mujer!
Cuadré una salida con Manuel y Gabriela, él era uno de los chicos con los que salía y era otro loco por el sexo y pasarla bueno, además intuí que a Gabriela le agradaría tanto por su forma de ser como por su físico: era muy alto, de pelo largo, medio rubio, bien afeitado y además de su misma edad, ambos eran una combinación entre alegría y perversión. El plan era irnos a bailar y ver qué tanto fluían las cosas. Me puse mi vestido favorito: uno verde, ajustado al cuerpo, corto y al cuello, tacones del mismo color y por supuesto que la ropa interior sobraba, Gabriela llegó al bar con sus infaltables converse, un short de jean, medias veladas negras, top y blazer negro, divina como siempre, los presenté y empezamos nuestra noche.
Me encantaba el lugar porque tenía una gran barra rectangular ubicada en todo el centro, adentro de la barra estaban como 10 barman atendiendo mientras la gente bailaba alrededor y disfrutaba de sus tragos y la música, todos éramos felices allí como si no hubiera un mundo afuera, no había preocupaciones, todo era fiesta, coqueteo, baile, risas y mucho alcohol. Bailar era uno de los planes que más amaba, estar entre el rose de los cuerpos, los susurros, que te hablen y hablar al oído, estar muy cerca, percibir el aroma de la otra persona, decirle algo y luego ver su reacción, tal vez una sonrisa y que la otra persona haga lo mismo, es como estar en un juego de juego de seducción constante, un juego que me encantaba jugar.
Pedimos tres mojitos y les propuse un juego al que le llamé “El Espejo” y consistía en que imitáramos las acciones que hacía el otro, inicié besando a Manuel entonces Gabriela debía besarlo después de mí, tomé un trago y se lo pasé a Gaby boca a boca, Manuel hizo lo mismo, me puse en frente de Manuel dándole la espalda y empecé a bailar, movía mis caderas al ritmo de la música mientras él me acariciaba los pechos y yo le restregaba el culo, pude sentir que estaba muy animado, siguió Gaby con su baile y la dejamos en la mitad yo me puse en frente y ella, la besé y con mis manos acaricié la verga de Manuel y el culo de Gabriela, él también la tocaba por encima de la ropa, ella se volteó y ellos dos se besaron, se notaba la química entre los dos. Me fui a sentar a la barra y pedir otro trago y verlos bailar un momento, se acercaron hasta donde yo estaba y me propusieron irnos para otro lado los tres, nos fuimos.
Tomamos un taxi y le pedimos al conductor que nos llevara al motel más cercano pero eso sí que fuera un buen lugar, mientras íbamos de camino empezamos la fiesta en el taxi, Manuel continuo su besuqueo con Gabriela y mientras la atendía a ella con su boca a mí me hacía feliz con sus manos, empezó un delicioso recorrido por mi vagina que ya estaba muy húmeda a Gabriela se le hizo fácil sacarle la verga a Manuel y darle una mamada en ese taxi, yo solo esperaba que el conductor no se diera cuenta y nos fuera a bajar del carro… llegamos al motel, pedimos habitación con Jacuzzi y yo los dejé continuar lo que habían empezado, los dos se desnudaron y se metieron a la ducha, les dije que los alcanzaba en un rato, mientras me recosté a observarlos desde la cama ya que las paredes de la ducha eran de vidrio, pedí una botella de vino para compartir los tres, apagué las luces de la habitación y encendí unas lamparitas de colores que estaban alrededor del techo para ponernos en ambiente, me quité el vestido y caminé descalza por la habitación hasta el baño, en el piso estaban las prendas que ellos habían dejado caer, era tanta la euforia de ese momento que se quitaron la ropa con desespero y la dejaron a su paso, me les uní en la ducha.
Manuel estaba dentro de Gaby, la tenía contra la pared y la estaba penetrando salvajemente, yo lo mordí por detrás en su hombro derecho, él se abrió paso para que pudiéramos ducharnos los tres, el agua estaba tibia y amaba esa sensación de sentir el agua recorriendo todo mi cuerpo, Gaby me tomó de la cara con sus manos y nos empezamos a besar, ella bajó su manos por mis hombros, recorrió mis pechos, mi espalda, mis caderas, mis nalgas y terminó frotando mi clítoris, me di la vuelta mientras ella me besaba el cuello y Manu se acercó para besarme también, besó mis tetas mientras yo lo masturbaba y fui besándolo y bajando lentamente por torso hasta tener en mi boca su deliciosa verga, Gabriela también bajó a acompañarme y disfrutar del placer que sentíamos dando un oral, intercambiábamos besos y la verga de Manuel en nuestras bocas, me sentía como si fuéramos sus esclavas y eso me llenaba de placer, de ahí nos fuimos los tres para la cama, Gabriela se puso en 4 para que Manuel continuara con lo que estaban haciendo en el baño cuando yo llegué, me acosté frente a ella y mientras me daba un sexo oral delicioso Manuel la clavaba, ella gemía y en nuestros ojos se reflejaba el placer que estábamos sintiendo, me acomodé hasta quedar debajo de Gabriela, cara con cara, ella siguió en 4. así Manuel podía escoger a quién quería penetrar, un juego delicioso, yo podía sentir como entraba su verga muy lentamente y luego empujaba durísimo, mientras Gaby y yo teníamos un juego con nuestras lenguas y nuestras tetas.
De ahí pasamos al jacuzzi a relajarnos un poco y tomar un poco de vino, jugamos con la espuma, el agua tibia ellos dos se acostaron el en jacuzzi y yo me puse encima de Manuel, jugué a la jinete un buen rato, Manuel me dijo que quería penetrarme por detrás que me sentará encima y le diera culito y que yo controlara la velocidad, así que me puso una muy buena cantidad de lubricante y fui sintiendo como su verga iba entrando en mi culo, ella me ayudaba estimulando mi clítoris con sus manos, estaba muy excitada, sentía llegar mi orgasmo y empecé a moverme más rápido y más rápido hasta que ninguno de los dos pudo más y ambos nos vinimos, me quedé en el agua casi sin alientos y el sentó a Gaby en el borde, lamió su vagina por un largo rato y le empezó a meter los dedos hasta que la hizo venirse y los tres nos quedamos el resto del rato en el jacuzzi descansando y planeando nuestro próximo encuentro.