Estás a un episodio de lograr un gran orgasmo
Escucha nuestro podcast y eleva el nivel de sensaciones:
Entre amigas
Hace muchos años me había cuestionado sobre mis gustos sexuales, sobre todo porque aunque disfrutaba el sexo con chicos las mujeres siempre me aparecían atractivas, incluso el porno lésbico me excitaba mucho más que el hetero.
Por años tuve una amiga que despertaba en mí ciertos gustos, me encantaba estar con, ella tenía una tez clara, cabello rubio, ojos color miel y una piel supremamente suave, pero NO, siempre pensaba que era solo mi amiga además tenía esposo y claramente no me iba a meter en esa relación.
Una noche Alejandra me llamó llorando, preguntándome si podía quedarme con ella porque había tenido una fuerte pelea con Manuel, su esposo, y él se había ido de casa esa noche, así que le dije que sí.
Alisté una maleta rápida y tomé un taxi a su hogar, siempre estaba disponible para ella porque era casi como una mejor amiga.
Al entrar a su casa me recibió con un abrazo y una copa de vino para posteriormente empezar a contarme que había pasado, yo ya tenía una idea, Manuel era muy promiscuo y la única que no quería darse cuenta era ella. Entre copa y copa se hicieron más o menos la 1:30 de la mañana, estábamos bastante ebrias y le dije que era mejor que nos fuéramos a dormir.
Ella accedió y empezamos a arreglar la cama para poder acostarnos, como unos 20 minutos después de ya estar dormidas empecé a sentir sus manos por mis senos, era muy extraño que hiciera eso porque nunca antes habíamos tocado el tema; yo simplemente omití que eso estaba sucediendo.
Pero de un momento a otro se me montó encima y comenzó a besarme, empezó a bajar su mano derecha lentamente hacia mi vagina y con la izquierda apretar mis nalgas, para mí era realmente excitante y me encantaba así que no fui indiferente y comencé a besarla por el pecho y tocar sus nalgas.
Pronto fue quitando mi pijama y fue besando mi pecho, mi abdomen y bajó directamente a mi clítoris, yo solo la miraba y ella me retaba con sus ojos, empezó a lamerlo, a pasar su lengua por toda mi vagina y a frotar mi clítoris con su mano derecha mientras me agarraba un seno con su mano izquierda y lo apretaba.
Realmente lo hacía muy bien además que intentaba alternar el sexo oral con sus dedos dentro de mi vagina; pronto la vi tomar un lubricante con sensación fría del nochero y poco a poco lo fue pasando en mi boca para luego lamerlo lengua con lengua sin parar de masturbarme.
Era una completa locura, pero yo estaba disfrutándolo como nunca antes había disfrutado el sexo, justo en ese momento comenzó a decirme cuánto me deseaba desde hacía muchos años, pero que nunca se había atrevido a decírmelo, y cuando le conté que yo también sentía lo mismo fue como si una ola de éxtasis nos invadiera ambas.
Ella había comprado un juguete que se llamaba vengámonos juntas, era perfecto para satisfacernos ambas al mismo tiempo, una parte la introdujo en su vagina y la otra en la mía, entre más ella se moviera más yo iba a sentir placer y viceversa.
Solo sabía decirle que no parara, que no se detuviera ni un segundo porque estaba a punto de venirme, pero para mi sorpresa fuimos ambas las que adornamos toda la habitación con nuestro placer.
Luego de todo ese deseo tan intenso nos quedamos dormidas y a la mañana siguiente al despertarnos lo primero que me dijo fue que moría por volver a intentarlo, nos dimos un beso bastante acalorado, yo ya me tenía que ir, pero claramente si íbamos a tener una segunda vez.