Estás a un episodio de lograr un gran orgasmo
Escucha nuestro podcast y eleva el nivel de sensaciones:
Mi primer Anal
Hace mucho tiempo Juan y yo habíamos tenido conversaciones de practicar nuevos fetiches y deseos sexuales que ambos teníamos, pero nunca nos habíamos dicho nada. Uno de esos era el sexo anal, la verdad a mí me aterraba el hecho de sentir dolor porque muchas de mis amigas me comentaban que resultaba muy doloroso y sobre todo incómodo.
Durante meses estuve investigando sobre prácticas para no sentir nada durante la práctica, productos desensibilizadores, posturas sexuales y juguetes que me pudieran ayudar a mejorar la experiencia y poder decirle que sí a Juan.
Mi curiosidad cada vez iba aumentando, pero también mi temor porque no quería pasar una vergüenza o tener que irme de urgencias. Un día mientras ambos caminábamos hacia un restaurante encontramos una sex store, Bali, era muy hermosa por fuera y nos llamó la atención entrar y ver que podían ofrecernos.
Hablando con la asesora mientras Juan observaba algunas masturbadoras, le comenté nuestro plan y ella sin pensarlo empezó a recomendarnos productos para hacer mucho más placentera nuestra primera vez, me mostró una de mis mejores aliados que fue el lubricante anal desensibilizante porque contenía un activo natural para anestesiar la zona y así no sentir dolor alguno, además de eso me explicó que podía ir dilatando mi ano con un kit de tres Plugs anales de diferentes tamaños para ir acostumbrándome.
¡Así que inmediatamente los llevamos y empezamos a ponerlos en práctica! Al principio resultó incómodo, sin embargo con el tiempo y la práctica todo fue de maravillas.
Pronto accedí a tener ese fetiche tan anhelado de ambos y un buen día después de llegar de la universidad Juan y yo decidimos realizar una cena romántica para ambos y tan pronto terminó empezamos a darnos besos y un poco de buen amor.
Él acarició mis pechos con sus manos y le daba besos por encima de mi escote, mientras yo frotaba con mi mano su pene por encima de sus pantalones, así una cosa fue llevando a la otra y en cuestión de minutos estábamos completamente desnudos en la cama.
Sus besos realmente encendían en mí un placer indescriptible, él había aprendido tanto sobre mi cuerpo, tanto así que sentir sus dedos masturbándome era como tocar la Luna de goce y deleite.
En unos segundos le propuse a Juan si podíamos intentarlo esta vez y sin dudarlo empezó alcanzar nuestro lubricante anal desensibilizante y empezó a aplicarlo muy suavemente por todo alrededor de mi ano mientras seguía masturbándome.
La idea era relajarme tanto que no tuviera que pensar en nada más que el placer, y sí que lo estaba logrando. En cuestión de segundos me colocó de ladito y ya con su condón puesto empezó a penetrarme muy lentamente, claramente sin dejar de masturbarme y darme besos.
Con todo lo que habíamos puesto en práctica realmente fue muy sencillo y ufff el placer que sentía era muy diferente, pero igual de exquisito, y lo mejor es que escuchaba sus gemidos y podía darme cuenta de que él también estaba disfrutando, el hecho de escucharlo también me generaba un placer único.
Poco a poco comenzó a aumentar su intensidad y la verdad me encantaba ¡no sé por qué no lo había practicado antes! Era indescriptible. Tan pronto terminamos él retiró su condón Hawái, lo tiró a la basura y ambos tomamos una ducha juntos; este sin duda va a ser uno de los fetiches con mayor presencia en nuestras próximas rutinas sexuales.