¿Quieres escucharlo?
Dale play a este audio y escucha el relato narrado.
No pensé que fuera a encontrar al amor de mi vida en Tinder. No era de esas mujeres que suele buscar citas por internet, sino de las clásicas que conoce a la gente por medio de conocidos y amigos.
Mi mejor amiga llevaba 2 años con su novio y se le veía muy enamorada. Yo por el contrario había terminado con un novio de 5 años y no estaba dispuesta a tener otras citas porque la tusa me había dejado destruida. Sin embargo, Luisa, mi mejor amiga, me decía que le diera la oportunidad a Tinder, no para encontrar pareja rápidamente, sino al menos para conocer nuevas personas, salir con chicos a comer y estar ocupada haciendo algo diferente a solo llorar todo el día.
Tinder: aplicación descargada correctamente
¡Ah! Qué más da. Voy a bajar la app para ver si vale la pena o solo para pasar el tiempo, me dije a mi misma mientras bajaba la aplicación con nervios. La bajé, me registré con una foto antigua, me puse otro nombre y me dispuse a ver a los chicos “solteros” que se encontraban cerca de mi ubicación. Al principio no entendía bien cómo usarlo porque estaba acostumbrada a mover los dedos hacia abajo al ver mis redes en Facebook o Instagram, así que mover el dedo hacia la izquierda o derecha me confundía y muchas veces le daba “me gusta” a tipos que ni idea solo por pasarlo y ver el siguiente.
El primer día pase más o menos 1 hora seguida viendo manes, era adictivo porque quería saber si el siguiente hombre era algún conocido o algún papasito que valiera la pena. No encontré a ningún hombre demasiado lindo que valiera la pena solo para hablar, así que cerré la aplicación y no la volví a abrir sino hasta 2 semanas después.
Luego de dos semanas abrí Tinder otra vez y tenía más de 10 notificaciones de hombres que le habían dado me gusta a mi perfil y estaba esperando que yo hiciera “match” con ellos para hablar por mensaje directo. Solo hubo 3 que me parecieron lindos, así que los acepté y esperé a que me dejaran el primer mensaje, el mensaje de la primera impresión. El primer mensaje fue muy tosco y directo, el man quería ir al grano y hacer una cita en un motel para tener sexo y no volver a vernos más. Así que lo eliminé porque mi intención con Tinder no era solo tener sexo sino conocer a alguien para hablar. Los otros dos si eran más decentes, me decían que sería bueno charlar en persona para al menos comenzar una bonita amistad y si las cosas surgían, algo más.
Encontré a dos hombres como de película
A ambos los cite en un café cercano a mi casa, pero con 2 horas de diferencia a cada uno. Llegó la hora de la cita y llegó el primero, un hombre sacado de una película de vikingos, alto, acuerpado, pelo rojo largo y piel blanca, todo un guerrero de escocia, su nombre era Alex. No entendía por qué un hombre escultural como él estaba en Tinder buscando citas. Era todo un caballero. Hablamos por más de una hora, me contó que era un estudiante de medicina y que su limitado tiempo no le permitía tener relaciones duraderas, por lo que había usado la aplicación para conocer gente que no fuera de su círculo social. Me llamó tanto la atención que puedo decir que hasta me gustó, estaba muy bueno.
Cuando nuestra cita terminó, llegó el segundo, esta vez era un hombre sacado de una película de guerra. Alto también, trigueño, brazos enormes, dientes impecables y cabello negro. Era la escultura de La Roca, pero con pelo, se llamaba Ernesto. Me pregunté a mí misma ¿en serio estos manes están buscando citas en Tinder? Ahora si me parecía sospechoso, pero que importa si yo solo iba a coquetear y charlar. Hablé con él un poco menos que con Alex hasta que me dijo que fuéramos a un bar a seguir la conversación.
Llegamos al bar y luego de algunos shots mi mente estaba empezando a divagar y a mirar mucho esa boca con esos dientes perfectos. Él era muy divertido y amable y yo estaba tan alegre con los shots que me dejé llevar y comencé a bailar para él mientras me filmaba con su celular. Estaba pensando que Tinder había sido una buena idea para divertirme de ese modo. Con cada minuto que pasaba bailando para él, me iba excitando más y más y mi cuerpo iba mostrando señales de eso. Mis pezones comenzaron a pararse, mi boca se ponía roja y mis manos sudando. Él claramente lo notó y en un intento desesperado por bailar conmigo, me besó metiendo su lengua hasta el fondo de mi paladar. Me pareció muy lanzado, pero como estaba ebria le seguí el juego y comenzamos a besarnos muy apasionadamente.
Me arriesgué
Le dije que fuéramos a su apartamento para terminar la noche de la mejor forma. Tomamos un taxi y de camino me iba manoseando toda, estábamos tan excitados que me quitó el brassier y lo olvidé en el taxi. Entramos a su apartamento y me empelotó en menos de 2 minutos. Quedé literalmente como Dios me trajo al mundo y él me tomaba fotos mientras le modelaba. Me hizo sentarme en el mesón de la cocina y abrir mis piernas para que me chupara desde el culo hasta los senos. Recorría todo mi cuerpo con sus grandes manos y con su lengua mientras me iba mojando más y más.
Cuando por fin comenzó a desvestirse, su cuerpo parecía de otro mundo. Tenía la chocolatina perfecta, unas nalgas deliciosas y su paquete era demasiado grande. No había estado con un man que tuviera el pene tan grade y grueso. Mis ganas por comérmelo se encendieron al máximo cuando dejó al descubierto su pene y comenzó a masturbarse para mí. Me metía los dedos a la vagina mientras me besaba y me decía que estaba arrecho por metérmelo hasta en el culo.
Buscó un condón y sin más demora me puse de espaldas y sentí su pene hasta mi útero. ¡Hijueputa! Grité duro mientras él me penetraba rápido y sus bolas chocaban con mi clítoris haciendo un sonido rico. Me bajó la cabeza, me agarró del cabello y con la otra mano me daba nalgadas fuertes para que mi culo fuera poniéndose rojo. Gracias Tinder por este hombre tan espectacular, pensaba mientras gemía y me penetraba en su cocina.
Sexo salvaje
Cambiamos de lugar, fuimos a la sala y ahí me hizo sentarme encima de él para tomar el control y hacerle el amor a mi manera. Subí mis piernas al sofá y ambos veíamos como su enorme chimbo negro delicioso entraba en mi cuquita rosadita y cerrada. Me cogía duro los senos y luego me metía un dedo al culo. Me volteó dándole la espalda y me dio tan duro que mis piernas comenzaron a temblar y mis nalgas a arder por las nalgadas. Estuvo dándome de esa manera por más de 1 hora hasta que me dijo que se iba a venir.
Le dije que fuéramos al balcón y sin hacer ruido nos viniéramos para que no nos fueran a ver o escuchar. Me levantó con las dos manos y puso mis piernas entre sus brazos hasta que se quedó quieto y mordiendo mi cuello se vino adentro, dejando el condón lleno de semen. Le dije que aun no había terminado, así que me puso de nuevo en el sofá y antes de que su pene se pusiera flácido, se puso otro condón y me la metió de nuevo para tener un orgasmo fuerte y delicioso.
Fuimos a la cama y él se quedó dormido y yo me fui a mi casa. Tenia una sonrisa de oreja a oreja porque el sexo que había tenido con ese man era algo indescriptible. Eso si era sexo fuerte y desenfrenado.
Gracias a Tinder se convirtió en el hombre de mi vida
Al otro día, recibí un mensaje de él diciéndome que me quera ver de nuevo para repetir lo de la noche anterior. Esta vez le dije que llegara a mi casa más temprano porque quería comérmelo ya. Lo demás es historia.
Hoy, llevo casada con ese hombre que me enloquece 3 años. Nos enamoramos desde esa primera follada que nos dejó sedientos el uno del otro. Quien iba a pensar que Tinder me haría encontrar el amor de mi vida.