🔊Mi primer Pegging

Por Bali Club

¿Deseas aumentar la intensidad?

Escucha nuestro podcast y eleva el nivel de sensaciones:

Todos tenemos fantasías sexuales, unas más comunes que otras, pero al fin y al cabo deseos escondidos que al imaginarlos nos hacen vibrar de placer.

Por ejemplo, uno de los míos era cogerme un man, hacerle pegging, ¿saben que es? Esa práctica sexual y poco hablada en la que la mujer penetra analmente al hombre.

Bueno, yo soñaba encontrar un chico masculino, fornido y por supuesto hetero (no crean que esta es una práctica netamente homosexual) que tuviera tan definida su sexualidad que un acto de placer diferente no atacara su orientación o fragilidad.

¿Y qué creen? ¡Logré cumplirla!

En una de las visitas a mi bar swinger favorito conocí a Esteban, un tipo divertido, abierto y muy muy sexual. Solía ir con su mejor amiga para encontrar chicas atractivas que tuvieran su mismo feeling y sintonía para follar como se debía.

Entre una que otra charla sobre lo que estábamos buscando, le comenté que había sido complejo encontrar quien se adaptara a mis gustos particulares, y fluyó sin presión el tema.

Para mi sorpresa, Esteban estaba dispuesto a sentirlo todo, y cuando digo todo… ¡es todo!

Fantasía desbloqueada

Salimos del lugar buscando una sex shop abierta en la que pudiéramos encontrar lo necesario para nuestra lujuriosa y novata experiencia, para serles sincera, estaba algo nerviosa, para mí era la iniciación, para él, creo que solo otro revolcón.

Compramos un muy buen lubricante y un Arnés StrapOn Marky, de esos con doble correa y consolador para aumentar el calentón.

Teniendo todo listo nos dirigimos a su apartamento, desempacamos y nos servimos un trago, creo que a palo seco no hubiera pasado.

Después de un par de copas comenzamos a besarnos antes de dirigirnos al cuarto. Para ser una situación tan sexual, puedo decir que el preámbulo fue más romántico de lo habitual.

Besos lentos, caricias pausadas y entregadas miradas. Por un momento pensé que no habría de suceder lo que esperaba.

Tomó mi brazo para guiarme hasta la habitación y desnudarnos para iniciar la acción. Usamos primero nuestras manos, mientras yo masturbaba su pene, él frotaba con sus dedos mi clítoris ardiente.

Estando ya en la cama, comenzó a jugar con su lengua, la pasó primero por mis pezones, apretó mis senos con fuerza para lamerlos con más firmeza, mientras tanto yo me masturbaba con su pierna.

Me volteó, puso mi cabeza en la almohada y comenzó a besar mi espalda hasta llegar a mis nalgas, las cuales agarró y mordió con mucha pasión.

Tú me das, yo te doy

Metió su lengua en mi entrepierna y comenzó a succionar y lamer mi clítoris, de repente, sentí su boca en mi zona trasera, no podría describir la experiencia, me estimuló tanto que le pedí llevar más allá el acto.

Se puso un condón y esparció lubricante por todo el alrededor hasta que me lo metió. Comenzó a penetrarme lentamente hasta encontrar el ritmo preciso para disfrutarlo mutuamente. No soy fanática del sexo anal, pero con Esteban no estaba nada mal.

Tras lograr hacerme venir como nadie más, comenzó el juego por el que llegamos hasta ese lugar. Inserte uno de los dildos que venía el arnés en mi vagina y sujeté fuerte sus correas a mi cadera para dejar expuesto el que le metería.

Clímax profundo

Sexymente comenzó a lamer el juguete, se lo metía profundo en su boca mientras yo me movía, le sujetaba la cabeza como él me lo pedía y yo jamás pensé que cumpliría así mi fantasía.

Ambos lubricamos bien la zona, se recostó en la cama y subió sus piernas, yo me acerqué a él con delicadeza y me acomodé cerca de su entrepierna.

Primero le hice oral para calentarlo aún más y no acelerar la actividad.

Cuando vi que estaba lo suficientemente duro, supe que era el momento, así que acomodé el dildo y comencé a meterlo. Trataba de que él estuviera cómodo y el placer no se perdiera, así que con una mano seguía masturbándole su verga.

Mientras más lo metía él más hot se ponía, así que comencé a aumentar más el ritmo y explorar a dónde todo esto nos llevaría.

– ¡wow, si si si si, oh oh oh!

Yo estaba volando, no podía creer que me ¡estaba comiendo un macho! Y aun más, que él lo estaba disfrutando.

Cambiamos de posición, se montó sobre mí, lo metió en él y comenzó a mover su cadera mientras que yo veía su verga erecta.

Mientras se agitaba yo continuaba masturbando su pene y observando su cara, los gestos que hacía me daban la vida.

Escuché un:

“Me voy a venir, me voy a venir”

… antes de ver su abundante esperma sobre mi pecho. Acabamos rendidos y con la dicho del deber cumplido.

Esa noche logré cumplir una de mis fantasías, la que menos creía y Esteban, ni qué decir, Esteban es todo un experto.

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