Garganta profunda

Mi primera garganta profunda

Por Valentina Vargas

Desde siempre me ha gustado mucho hacer sexo oral. No se qué es lo que tienen los penes, pero me encantan y me vuelven loca. Además, leo mucho en internet sobre consejos y tips para hacer un delicioso oral que a los hombres los vuelva locos. Me decían que era muy buena en lo que hacía, hasta que una vez hice mi primera garganta profunda.

Estuve con mi exnovio por 1 año. No duramos mucho porque se consiguió a otra chica mientras yo estaba en un viaje de la universidad. Yo tenía mis sospechas, pero nunca lo comprobé hasta nuestra ruptura. Eso si, antes de terminar con él, le hice una mamada que jamás olvidará.

Antes de comernos, yo me dedicaba exclusivamente a darle su buena mamada de 20 minutos. Me fascinaba ver su cara de placer mientras se retorcía y me cogía la cabeza para que lo besara más y para que su pene entrara todo.

El día que tenia pensado terminarle, le dije que iba a darle el mejor oral de su vida. Así que me dispuse para hacer mi primera garganta profunda. Quería que entrara todo, hasta los testículos si podía, para que luego se arrepintiera de lo que me hizo y verlo pidiendo cacao sería la recompensa.

Fuimos a su casa y nos encerramos en su cuarto. Llevé un lubricante caliente sabor a caramelo para comérmelo todo. Comencé a besarlo y acariciarlo para calentar el ambiente. Le di besos en el cuello, luego bajé a su pecho y me centré en sus tetillas. A él le encantaba eso. Cuando terminé, puse mi mano en su pene y estaba tieso y mojado. Listo para hacer la garganta profunda que tenía pensada.

Le puse el lubricante que había llevado y comencé a besarlo suave. Mis manos recorrían su pene y mis labios lo besaban con tanta pasión mientras mi lengua se enroscaba en la punta de su pene. Él solo me decía que le encantaba y que siguiera así. Yo lo besaba lento y suave, pero lo alternaba metiéndomelo todo para calentarlo más.

Cuando ya estaba lo suficientemente caliente, comencé a metérmelo muy suave. Había leído en un foro, que, para hacer la garganta profunda, uno debe de aguantar las ganas de vomitar y relajar los músculos de la garganta para que entre todo y no duela. Así que me relajé y lo metí hasta el fondo. Ahí, él comenzó a gemir, estaba muy excitado. Su respiración se hacía mas fuerte y su pene se ponía más duro y grueso.

La punta de su pene estaba suavecita y con el lubricante sabía aún más delicioso. Debo decirlo, yo también estaba excitada. Tenía ganas de comérmelo ahí pero mi plan era hacerle sexo oral y que fuera la mejor garganta profunda, así que seguí.

Me quité la blusa para hacerle una rusa mientras se lo chupaba cuando subía por entre mis senos. Yo me estaba preparando para hacerle la mamada que lo dejara loquito por mi y él solo pensaba en que yo lo siguiera besando para luego tener sexo en su habitación como siempre.

Lo senté en la silla del escritorio y lo seguí besando hasta que su punta tocó el fondo de mi garganta. Ahí, gimió y yo sabia que estaba a punto de volverse loco. Lo hice 2 veces más hasta sus manos agarraron mi cabeza y la empujaron hasta el fondo. Tuve ganas de vomitar, pero me relajé y dejé que él pusiera el ritmo mientras movía su pelvis, empujando su pene adentro de mi boca.

Mi boca se llenaba de saliva y chorreaba por sus piernas mientras mis ojos aguados demostraban que estaba teniendo arcadas. Pero él no paraba, antes con más ganas seguía penetrándome. Le dije que iba a hacer algo que lo dejaría loco. Así que puse en práctica lo que leí y metí todo su pene en mi garganta y lo dejé ahí un rato hasta que ya no sintiera dolor sino placer.

Él me acariciaba la espalda y bajó hasta mi culo para meterme un dedo. Creo que eso fue lo que me excitó hasta el punto de relajarme tanto que sentí cómo mi garganta se iba abriendo y poco a poco su pena entraba más y más. Al fin estaba haciéndole a mi novio la garganta profunda. La sensación fue deliciosa, me sentía como una virgen, como si fuera la primera vez que me alguien me hacia el amor, pero en la boca.

Como ambos sentimos que entraba todo sin dificultad, nos pusimos mas salvajes y ahora dejaba que lo empujara todo y viera como mi garganta profunda se veía de grande al tener su pene en ella.

Me decía que estaba muy caliente y que se iba a venir adentro para que me lo tragara todo. Yo solo esperaba el momento perfecto para tragarme toda esa leche y sentirme como la reina del blow job.

Cuando sus bolas chocaban con mis labios, pensaba que me las quería comer también, pero eso si era imposible. Así que simplemente dejé que él me siguiera dando mientras mi garganta sentía su pene entrar y salir. Era delicioso. Hubo un momento en que me desconcentré y sentí que iba a vomitar. Así que lo saqué, respiré y luego lo volví a meter todo. Cuando hice eso mi novio gimió más duro, por lo que supe que eso lo excitó demasiado. Así que lo repetí hasta que me dijo que iba a venirse en mi garganta, que me iba a hacer vomitar para que viera como su leche salía de mi boca llena de saliva.

Comencé a meterlo muy rápido de la misma manera por otros 2 minutos. Lo metía y sacaba de la garganta, pero sin sacarlo nunca de la boca. Lo tenía metido más o menos hasta la mitad y después él empujaba hasta el fondo. A veces, lo sacaba todo para escupirle la cabeza y de nuevo lo metía todo para dentro de un solo tirón. Cuando ya mi garganta se había adaptado al ritmo y rigidez, de repente él lo mete todo, lo deja en el fondo y me agarra fuertemente la cabeza para sentir tu orgasmo en toda mi boca. Cuando se vino, me lo tragué y sentí como su pene se iba poniendo flácido en mi garganta. Lo sacó y lo seguí chupando hasta que quedo sin una gota de semen. De verdad que esa idea de la garganta profunda fue perfecta.

Luego de eso, me dijo que estaba sorprendido de esa chupada tan espectacular. Quedó muerto de placer en la silla del escritorio y me besó para decirme que lo teníamos que repetir, si claro.

Dejé que pasara una semana. Lo seguí calentando hasta más no poder hasta que el día en que “íbamos a repetir la chupada de garganta profunda”, le solté la bomba y le terminé.

Luego de eso, estuvo escribiéndome por un mes que quería “arreglar” las cosas conmigo y repetir lo de esa noche. Así lo quería dejar, caliente y arrecho. Desde ese día, sigo perfeccionando mi técnica para mamar bien rico y usar mi garganta profunda para dejar encoñados a los manes y disfrutar de una deliciosa mamada profunda.

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