Camisetas mojadas

Show de camisetas mojadas

Por Valentina Vargas

Antes de tener hijos y ser la mujer felizmente casada que soy, vivía la vida sin ninguna preocupación. Estaba en la Universidad, pero mi futuro no era algo que me importara mucho la verdad. Mis fines de semana eran para rumbear y cumplir con una que otra tarea de la u. Siempre la pasaba muy rico, pero la noche que mis fantasías volaron y probé experiencias únicas, fue el día en que atreví a entrar en un show de camisetas mojadas.

Con mi mejor amiga salíamos cada fin de semana a un lugar diferente. Íbamos a restaurantes, a probar nuevos sitios y a conocer gente en barcitos que quedaban en la zona más play de la ciudad. Como nos veían solas, los manes nos caían como perros buscando su presa y nosotras disfrutábamos de la atención para que nos gastaran los tragos.

¿Quieren ir a una fiesta?

Conocimos a dos manes que estaban de visita en la ciudad, muy bien presentados y solo querían algo de diversión porque al día siguiente, retornaban a su ciudad de origen. Nos dijeron que había una fiesta en la casa de un conocido y que iba hasta el amanecer. Aceptamos irnos con ellos y en 30 minutos ya estábamos con mucha gente rumbeando hasta que el cuerpo aguantara.

La fiesta era en una casa con piscina, jacuzzi y todos los lujos que uno se pueda imaginar en un sector tan high como ese. La gente tomaba y bailaba y nosotras nos divertíamos al ritmo de la música.

Cuando ya todos estaban totalmente borrachos, el dj quiso hacer un concurso de camisetas mojadas. Como no conocíamos a nadie, le dije a mi amiga que jugáramos para pasarla rico y hacernos el ambiente. Nos “inscribimos” al concurso, nos quitamos el brassier para mostrar todo nuestro potencial y nos dispusimos a ganar el concurso por una botella de whiskey Johnnie Walker Blue Label, esa que vale quinientos mil pesos la botella.

Que comience el show de camisetas mojadas

Comenzamos a bailar al ritmo de la música mientras sonaban canciones de reggetón y un man nos echaba agua. Mi amiga y yo solo estábamos disfrutando del momento y perreábamos juntas para que la multitud nos quisiera. Nos tocábamos muy sutilmente entre los senos mientras el dj hacía gritar a la gente por la mejor participante del show de camisetas mojadas.

La estábamos pasando tan bien, que no nos dimos cuenta que estábamos literalmente empapadas en agua y que nuestros pezones se notaban por debajo de las camisetas mojadas. Yo solo bailaba con el fin de ganarme esa botella para terminar la noche bebiendo con mi mejor amiga.

Cuando la música paró, estábamos 5 chicas compitiendo entre nosotras para saber cuál era la mejor. Pero cuando el dj eligió a mi amiga, la gente hizo mucha bulla y pedían que ambas fuéramos las ganadoras del show de camisetas mojadas.

El dj accedió a dar doble premio, pero si bailábamos de nuevo juntas. Puso una canción suave y bailamos mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos. El alcohol ya había hecho su efecto en mí y cuando mi amiga estaba por darme la espalda para restregar su culo sobre mí, la agarré del cuello y la besé. Fue un beso mojado pero rápido.

Un delicioso beso mojado

Todo se quedó en silencio un segundo, pero luego los gritos y los aplausos se multiplicaron por tres. Ahora teníamos a muchos manes grabándonos con su celular mientras ella y yo nos besábamos y bailábamos mostrando los senos debajo de las camisetas mojadas y nuestras manos acariciándonos cada centímetro. Fue algo inolvidable.

Cuando terminamos el show bajamos del escenario y nos sentamos con los manes que habíamos conocido ese día. Estaban en shock. Nos felicitaban por haber ganado y se reían mientras sus ojos no paraban de admirar nuestras tetas.

-Tremendo show el que hicieron.

-Jajaja lo sabemos. Por algo fuimos las ganadoras.

-Fue el mejor show de camisetas mojadas que hemos visto.

Charlamos con ellos un rato más y luego nos pusimos muy calientes. Mi amiga me siguió besando y yo le hacía ojitos a uno de los manes. Cuando terminé de besarme con mi amiga, le di un beso tan rico al man, que lo dejé con el chimbo parado. Lo noté porque se le veía y porque cuando me acerqué para besarlo, se lo pude sentir.

Ellos querían ir a un cuarto para que acabáramos la fiesta teniendo sexo desenfrenado, y ¿quién no? pero mi amiga me decía que ya estaba muy borracha y que lo único que quería era dormir a mi lado. Así que le dije a los manes que no, que después del show de camisetas mojadas queríamos descansar un poco porque estábamos exhaustas.

Repitamos ese beso

Tomamos un taxi hacia su casa y ella al llegar me dijo que quería repetir ese beso. Así que comencé a besarla y a tocarle el cuello mientras ella tocaba mis senos. La besé hasta que la vi completamente desnuda y se tumbó en la cama para que le hiciera sexo oral.

Se acostó con las piernas medio abiertas y con sus manos se acariciaba el ombligo mientras me decía que la hiciera tocar el cielo. Besé sus senos para calentarlos un poco. Estaban fríos y con los pezones muy parados por el agua del show. Luego, bajando a su abdomen, mis manos llegaron a su vagina y pude sentir que estaba húmeda. La besé suavemente y con mis dedos le tocaba los pezones para que llegara al orgasmo rápido.

Mi mejor show de camisetas mojadas

Después de un rato, me miró y vi cómo apretaba sus labios y sus manos para llegar al orgasmo con mi lengua en su clítoris y mis labios chupando su entre pierna. Dejé que descansara un momento y luego seguí besándola para saborear su venida y quedar con ganas de más.

Me le acerqué al oído y le dije:

– ¿Te gustó el show de camisetas mojadas?

-Me gustó más tu boca en mi vagina.

La volví a besar y luego nos quedamos dormidas, esperando recuperar fuerzas para terminar lo que habíamos comenzado en esa fiesta que nos dejó sedientas de un delicioso sexo entre las mejores amigas.

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