🔊Delicioso polvo en un hotel

Por Bali Club

Estás a un episodio de lograr un gran orgasmo

Escucha nuestro podcast y eleva el nivel de sensaciones:

Delicioso polvo en un hotel

Siempre había tenido la fantasía de tener sexo en un hotel, en uno de los pisos más altos y preferiblemente en el balcón, mi mente curioseaba con exhibir mis orgasmos al aire libre, pero en un sitio un poco discreto y no tan expuesto para cualquiera. Le escribí a Jorge, yo sabía que si alguien podía seguirme las locuras podía ser él.

No demore ni 3 minutos en proponérselo y enseguida me dijo que si: Definitivamente se queda en el puesto número uno siempre. En unos 40 minutos ya ambos estábamos listos y él había pasado a recogerme en su moto a casa. Elegimos uno de los hoteles más altos en uno de los barrios más importantes de la ciudad, si lo íbamos a hacer debería ser con toda; realizamos todos los trámites del ingreso y pronto ya estamos en el ascensor de un precioso hotel toqueteándonos rumbo a un doceavo piso.

Pasamos la entrada de la habitación y el ambiente ya se estaba perfectamente calentando para todo lo que queríamos hacer. Comenzó a tocar mis tetas por debajo de mi vestido, sabía que no llevaba mucha ropa interior que digamos, me daba besos por los hombros, los brazos bajando muy sutilmente los tirantes de mi vestido hasta quitarlo completamente mientras agarraban mis nalgas de una manera que…Ufff mejor ni recordarlo.

Me tiro contra el sofá, y se arrodilló frente a mí, sabía que me encantaba sumirme a sus peticiones; tomó mis piernas y las subió con su mano izquierda mientras frotaba mi vagina por encima de mi ropa interior con sus dedos, masturbarme se había vuelto todo un placer para él.

Mi panti poco a poco se fue mojando y él no desaprovechó ni un segundo para rodarla y comenzar a tocarla, bajó mis piernas y pude acomodarlas una a una sobre sus hombros, me miró y relamió sus labios, si iba a comer, debía ser al cien por ciento.

Empezó a meter sus dedos lentamente mientras lamía mi clítoris (gemidos) la delicadeza de su lengua recorriendo mi vagina se había vuelto algo totalmente delicioso para mí. Apartó su boca de mi vagina y siguió masturbándome mientras me besaba, ya estaba más que lista para el siguiente nivel. Se levantó mirándome a los ojos y fue desnudándose poco a poco, yo continué masturbándome para él, sabía que la masturbación era definitivamente su punto débil.

No adivinas lo que te traje -Me dijo

Realmente estaba sorprendida, no sabía con qué locura me iba a salir este hombre.

No me mires así, solo traje con que jugar un rato.

Sonreí y miré cómo sacaba un par de condones de su bolso junto a otra cosita que no quería dejarme ver, se volteó y vi como acomodaba algo en su pene, volvió a girar, pero con las manos sobre su verga y se fue acercando nuevamente hacia mí tapando mis ojos.

Poco a poco fue rozando su pene por mi húmeda vagina (gemidos) realmente los Titanium ni siquiera se notaban, no podía percibir que tenía condón en lo absoluto, se había vuelto nuestra mejor elección para nuestros encuentros.

Justo antes de penetrarme quitó sus manos de mis ojos y encendió mi sorpresa, era un anillo para el pene de mi marca favorita, LELO, me encantaba su poder, era extraordinario y con mi lubricante sabor a fresa favorito ufff.

Su pene se deslizaba por mi vagina con una gran facilidad, y como no, mi vagina lo deseaba más de lo que yo pensaba. El anillo comenzó a vibrar justo encima de mi clítoris mientras él seguía dándome duro.

¡Sigue! Ni se te ocurra parar ahora.

¡Para qué! Crees que me lo coloque. -Me susurro al oído.

Salimos al balcón y coloqué mis nalgas justo enfrente de su verga, mientras me sostenía de la baranda, él me agarró del cuello y comenzó a besarme ¡Dios que rico! Su pene estaba tan duro que no quería que acabara, no quería que nos viniéramos aún.

Dejé de besarlo y volví mi cara al aire frío de la noche, estábamos tan calientes que no podía sentir la helada brisa de la ciudad a esa hora. El sudor caía por entre mis tetas (gemidos) Vente en mis tetas amor. La sacó, me volteó y me bajó para dejar caer toda su leche sobre mi pecho (mmmm) que delicia sentirlo y verlo en tal punto de excitación.

Él se inclinó para lamer todos nuestros fluidos y pasarlos a mi boca en un apasionado beso, nunca había creído en el amor a primera vista, pero definitivamente los amores a primer polvo si existían. Jorge y yo siempre habíamos conectado con todas las cochinadas que se nos ocurrían y eso era todo un privilegio.

Luego de toda nuestra exquisita velada, tomamos una ducha de espumas en la bañera del hotel, secamos nuestros cuerpos y me cargo hasta la cama de la habitación, finalmente nos quedamos dormidos ya no dábamos más toda esa fabulosa faena de sexo y lujuria nos había agotado.

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