🔊Días calientes

Por Bali Club

Estás a un episodio de lograr un gran orgasmo

Escucha nuestro podcast y eleva el nivel de sensaciones:

Días calientes

Era una tarde calurosa y me encontraba en casa con David, siempre que nos quedamos en casa juntos tratábamos de hacer el almuerzo o la cena para disfrutar un poco del tiempo de calidad de nuestra relación.

¡Ese día habíamos hecho unas pastas deliciosas, para el almuerzo!, pero hacía demasiado calor así que decidí entrar al baño para refrescarme un poco.

Justo cuando iba desnudando mi cuerpo me entró una llamada, era Santiago, un chico con el que solía sostener una aventura ocasionalmente, realmente me puse muy nerviosa, nunca lo había llamado estando en casa, y mucho menos él a mí con David tan cerca.

Inmediatamente le mandé un mensaje: ¿Qué haces? Sabes que no puedes llamarme cuando estoy en casa.

Como loco empezó a hacerme videollamada y le respondí porque estaba sola en el baño; ¡Ese hombre era una de mis mayores debilidades!

Apenas asomó su rostro por la cámara mi cuerpo empezó a erizarse completamente y a desear querer tenerlo enfrente, él no decía ni una sola palabra solo me miraba y escribía por el chat.

¡Quiero verte mi amor! Me muero de ganas por estar contigo, sé que está tu esposo, pero no me interesa.

Yo no podía creer lo que estaba sucediendo estaba muy nerviosa pero al mismo tiempo sobreexcitada. Fuera de esa puerta estaba mi esposo y dentro el hombre que más deseaba en el mundo.

No tardó mucho para decirme que le mostrara un poco de lo que más deseaba de mí así que volteé la cámara de mi celular y en el espejo lo dejé admirar mi cuerpo a través de ella.

Fui tocándolo lentamente, pasando mis manos por mis pechos, mi abdomen, mi cintura, mis nalgas y finalmente bajando mis dedos hasta mi vagina, y frotando mi clítoris poco a poco.

Recordé que justo en el baño tenía una pequeña cajita donde guardaba uno de mis juguetes favoritos, mi vibrador Trysta de Svakom.

Así que lo encendí y lo fui rozando por mis labios vaginales, mostrándole cada segundo del momento a mi amado.

Finalmente ya no pude más así que me senté en la taza del baño, acomode mi celular enfrente de mí y empece a introducirlo muy lentamente

Estaba disfrutando de maneras increíbles, pero no podía expresarlo completamente porque David estaba fuera de la habitación y se podía dar cuenta en cualquier momento. Santiago al otro lado de la cámara empezó a masturbarse, frotando sus manos por su gran peine muy, pero muy lubricado, lo veía y solo me daban más ganas de tenerlo dentro.

¿Mi amor Ya vas a salir necesito el baño?

De un solo brinco apagué el celular y mi vibrador cayó al suelo David estaba fuera y yo solo podía sentir una sensación de adrenalina en todo el cuerpo.

Sí cielo dame solo un segundo.

Rápidamente le escribí a Santiago que ya no podía seguirlo haciendo más guardé mi vibrador y me envolví en la toalla, al abrir la puerta David estaba justo enfrente de mi cara no podía creer lo que había hecho y seguramente él tampoco.


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