¿Nos extrañaron? en Baliclub volvemos con una nueva temporada de los relatos más calientes, acomódate, relájate y disfruta.
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El encuentro prohibido
No teníamos una relación amorosa, lo nuestro se basaba en gusto, sexo y pasarla bueno a escondidas. ¿De quién? pues de su novia, nuestros encuentros eran entre semana, después de las 10 de la noche una o dos horas y hasta la siguiente vez, para mí así estaba más que bien.
Un lunes cualquiera me escribió que el plan era ir a cine, pensé: – ¿cine? O sea, chévere pero lo que necesito es follar no ver películas, mejor que lleve a la novia, lo alcancé a escribir en el chat, pero luego pensé: ¿Quién dice que no se puede follar en el cine? Entonces le seguí la cuerda con su dichoso plan, la película estaba para las 10:55, última función… ¿Qué puede salir mal?
Empecé a vestirme pensando en todo lo que íbamos a hacer, elegí ponerme falda, bastante corta y de color negro, apenas para facilitarle la entrada entre mis piernas, lencería debía ser negra y una chaqueta negra con un cierre adelante, con mangas amarillas, me encantaba esa chaqueta, se la había quitado a uno de los hombres con los que salí alguna vez (me encanta coleccionar chaquetas de mis amantes) esta además era perfecta porque no me quedaba ajustada, ¿blusa? no necesitaba, me puse unos tenis y agarré mi bolso.
Todavía recuerdo su reacción cuando me vio, se le notó en los ojos esas ganas de comerme ahí mismo en frente de la portería de mi casa, yo sabía que su debilidad siempre fueron mis piernas largas y delgadas. Se quitó su chaqueta y me la dio para que me la pusiera cubriendo mis piernas y me pudiera subir a su moto tranquilamente, me puse el casco y nos fuimos.
Antes de entrar a la sala del cine, le dije que debía primero ir al baño, fui solo para quitarme la ropa interior, empezaba a ponerse buena esta salida. Él, algo impaciente me estaba esperando afuera y al verlo tomé su mano y le pasé mis diminutas tangas negras, algo que lo confundió y apenó por lo que pude notar en su reacción, muerta de risa me adelanté a entrar a la sala, me volteé y al ver que no sabía qué hacer con ellas, le dije: ¿vienes? las guardó en el bolsillo de su pantalón y entramos.
Empezó la película y me miraba muy confundido, me hacía ojos de ¿qué vamos a hacer? Y yo le dirigí la vista a la pantalla y le dije susurré: ¿No me invitó a cine? pues vamos a ver la película, me divertía y excitaba al tiempo ver su carita de confundido, mientras yo estaba intentando controlar mis ganas también analizaba todo a mi alrededor: no había mucha gente en la sala, o sea podíamos hacer lo que quisiéramos aprovechando la oscuridad del lugar.
Como a mitad de la película mis piernas que ya estaban totalmente abiertas, agarré su mano y empecé a masturbarme con ella, sus dedos se sentían demasiado rico en mi vagina, él lo entendió todo y empezó a hacer su trabajo solito, un muy buen trabajo, ninguno de los dos quitaba la mirada de la pantalla, cada movimiento de sus dedos, cada caricia que me hacía me excitaba más y más, sentía como me mojaba, sentía como se deslizaban de arriba abajo sus dedos, como entraban y salían de mí, sentía cómo frotaba mi clítoris, hacía unas pausas que lograban mi desespero porque siguiera y sentía que se me iba a salir el corazón, controlaba mi respiración para poder disimular el placer ¡qué rico me tocaba ese hombre!, yo ya no sabía lo que estaba pasando en la película y creo que él tampoco, estaba concentrada en el placer que sentía en ese momento con sus manos y llegó mi momento también.
Empecé a tocarlo por encima de la ropa, me volví loca al sentir la dureza de su verga, zafé la correa, desbroché el botón de su pantalón, bajé el cierre, y comencé a masturbarlo, mi mano se movía en sincronía con la suya, lo tocaba como él me tocaba, paraba si él lo hacía , era como si él tuviera el control de mis movimientos, con mi otra mano bajé el cierre de la chaqueta para que tuviera acceso a todo lo demás que quisiera, aprovechaba ciertos momentos de la película, ya que era una de medio terror para agachar la cabeza hasta sus piernas, tapándome como si me diera miedo y así masturbarlo con mi mano y poder chupársela a raticos, esto estaba delicioso, le estaba encantando y a mí también, en un momento paró de tocarme porque él ya estaba entrando en su clímax, lo podía sentir, lo podía escuchar, lo podía ver y en ese instante sin pensarlo me agaché para hacerlo venir, no pasaron más de 30 segundos cuando recibí mi premio en la boca, me agarró del pelo muy fuerte, alcé mi cabeza y miré alrededor, al parecer nadie se estaba dando cuenta, él se acomodó y respiró, yo me saboreé y como no había rastro de nada, continuó conmigo, me masajeó los senos, sus manos estaban frías y mis pezones duros, se acercó a chuparlos y luego continuó entre mis piernas nuevamente, concentrándose en hacerme venir, las abrí lo más que pude y hasta donde la silla me dejó, ya la adrenalina del momento me hacía temblar y cerré los ojos para concentrarme en mi orgasmo, solo recuerdo pensar: que no vaya a parar por nada del mundo por favor… y lo logré.
A diferencia de él yo si dejé mucha evidencia de mi orgasmo, respiré, me acomodé y en ese momento se me acerca y me dice al oído: necesito que nos vayamos ya de aquí, yo le dije ¿por qué? Porque necesito estar adentro ya mismo… y bueno salimos de ahí al lugar de siempre.