🔊Cogiendo desde la ventana

Por Bali Club

Estás a un episodio de lograr un gran orgasmo

Escucha nuestro podcast y eleva el nivel de sensaciones:

Cogiendo desde la ventana

Solía llegar a casa después del trabajo y comenzar a desnudarme apenas cruzaba el umbral de la puerta, me hacía sentir liberada de todo el cansancio del día de trabajo claramente. Me quitaba mis tacones uno por uno mientras abría los botones de mi camisa, era el momento favorito del día, sentir el frío del suelo sobre mis pies y el descanso de mis pechos al aire libre por todo el apartamento; definitivamente uno de mis placeres favoritos. 

Siempre tenía mis cortinas abiertas, me gustaba llegar, ver la ciudad desde mi balcón y también a alguien más… Un moreno precioso, 1.80 de estatura, labios gruesos, pestañas pobladas, cuerpo atlético y una sonrisa demasiado tentadora. Llegaba justo 30 minutos después de mí, sabía que le encantaba que lo mirara porque al igual que yo siempre dejaba sus persianas abiertas, algunas veces también para mirarme.  

Me acerqué a la ventana que daba justo al balcón y en efecto aún no había llegado, así que dejé mi bolso en el mueble y me fui a tomar una ducha, desnude mi cuerpo, até mi cabello en una pequeña liga y comencé a llenar la tina, fui masajeando mi cuerpo con aceites, pasando mis manos por mis largas y delicadas piernas y luego realizando pequeños pasajes sobre mi nuca. 

Me adentré en las burbujas y jugué unos 30 minutos con la espuma, se sentía tan deliciosa el agua recorriendo cada centímetro de mi piel, que no quería salir, pero ya era tarde, así que salí de allí,  coloqué una toalla sobre mi cuerpo y me dirigí a los muebles secando mi cabello, quería ver una peli. 

Justo cuando iba a encender la luz, vi la ventana, era un simple reflejo, pero volví a mirar y allí estaba, mi hermoso vecino en toallas hablando por celular en el balcón, ¡cómo le encantaba presumirse! Pronto se dio cuenta de que yo estaba allí, me miró y sonrió. 

Cerró la llamada y se paseó por el lobby mirándome justo a los ojos, ¿eran ideas mías o estaba jugando conmigo? Ummmm, se quedó justo a la mitad de la habitación, se giró aún con sus ojos puestos en mí y dejó caer su toalla justo enfrente, pude ver ese par de hermosos y muy bien trabajados glúteos, en definitiva, estábamos en pleno medio tiempo del juego. Me escondí justo enfrente de uno de mis muebles y le enseñé mi toalla en el piso, miro, y se fue a dentro de su casa. 

No podía creer que me había dejado allí ¡qué aburrido! 

Unos 5 minutos después escuché un pequeño silbido, pensé que era simplemente el viento entrando por las ventanas, pero no, era él, sentado en una silla completamente desnudo en el balcón ¡Por Dios este hombre estaba loco!

Salí desnuda hasta el balcón, apoyé mis codos sobre la baranda y lo miré relamiendo mis labios, pude darme cuenta de que guardaba algo detrás del espaldar de la silla y claramente me dejo verlo, era Alex, una masturbadora muy interesante que decidió enseñarme cómo utilizarla, y como yo no podía quedarme atrás solo mirándolo disfrutar a él, fui por mis juguetes a mi bolso; mi succionador de clítoris Sona y balita favorita Mía, por separado eran una delicia, pero juntas eran todo un espectáculo.

Camine nuevamente hasta el balcón con uno de mis cojines favoritos, me recosté, le enseñé mis juguetes y él solo sonrió. Coloco mucho lubricante sobre su deliciosa verga y comenzó a meterla dentro de la masturbadora mientras yo en el otro extremo abrí mis piernas para que viera la belleza que tenía en medio de ella, y comencé a acariciarla.

Encendió la masturbadora y mis vellos se erizaron, su cuerpo, su boca, rostro, deleitándose de placer justo enfrente de mí, me excitaba de una manera incontrolable. Tomé mi balita, lo mire a los ojos y la lamí, la fui bajando hasta introducirla completamente en mi vagina, con mi 

mano izquierda la encendí, ¡ y realmente nunca paraba de sorprenderme!

Seguí colocando el succionador sobre mi clítoris y comenzaron mis fluidos a aparecer en su esplendor. él por otro lado, no paraba de gemir, no tengo ni idea como nuestros vecinos no nos escucharon, si es que realmente no lo hicieron o simplemente no dijeron nada y disfrutaron igual que nosotros. 

Retiro la masturbadora de su pene y pude verlo completamente al descubierto y totalmente erecto, jummm me hubiera encantado tenerlo así justo al frente de mí, pero un poquito más cerca. Él continuó masturbándose y yo

Ambos… no pudimos más y dejamos salir todos nuestros fluidos sobre los balcones.

Nos miramos y reímos de la locura que habíamos acabado de hacer, no teníamos ni idea si al día siguiente nos llegaría una multa, pero algo si era seguro… Esta noche no iba a tener sueños calientes, porque ya había calentado todo lo que quería.

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