Mamada en el cine

Mamada en el cine

Por Valentina Vargas

Con mi novia habíamos planeado una mamada en el cine. Era una de esas cosas que toda pareja debe hacer algún día. Es como la fantasía sexual de hacer un trio, todos quieren hacerlo. Queríamos hacerlo en una función algo solitaria. Pero la vaina era que ambos trabajábamos todo el día y los fines de semana en la mañana yo hacia ejercicio y ella hacia un voluntariado en un geriátrico.

No encontrábamos nunca el espacio para hacerlo porque cuando íbamos a ver una película, la sala estaba casi llena y obvio ella se negaba a hacerlo.

Tuvimos la oportunidad en una película poco reconocida. Era un miércoles de mitad de precio y pensábamos que la sala igual tendría mucha gente, pero estaba algo vacía. Sin pensarlo dos veces, subimos hasta la penúltima fila y nos hicimos ahí, en un rincón alejado de las miradas.

Comenzamos a ver la película disimulando las ganas que teníamos por comernos y tocarnos. Ella tomó la iniciativa y comenzó a besarme y a manosearme por encima del pantalón. Yo le tocaba los senos y le paraba los pezones para apretárselos y lamerlos más adelante. Cuando ya llevábamos besándonos un buen rato, metió su mano en mi jean y estaba tieso y mojado. La mamada en el cine estaba por volverse realidad.

Mi novia bajó por completo el cierre, me bajó los boxers y bajó su cabeza para comenzarme a besar. Su lengua recorría mi pene erecto de arriba hacia abajo y haciendo círculos mientras sus manos acariciaban mis bolas. La mamada en el cine había comenzado.

Luego, me besaba la punta y la chupaba suave para desesperarme un poco. Mientras hacia eso, se puso un hielo en la lengua y me besaba teniéndolo en su boca. No había sentido esa sensación antes, de estar caliente y tener ganas de culiar, pero a la vez estar desesperado por el frio del hielo.

Cuando terminó de besarme suavecito y lento, se sacó y se tragó toda mi verga. Sentí su garganta en mi punta y su boca salivando hasta mojar mi pantalón. Estaba en el cielo, por fin estaba teniendo mi mamada en el cine justo como quería.

Mi novia estaba encarnizada chupando mi pene mientras yo acariciaba su cabeza y la ahogaba empujando su cabeza para que lo metiera todo. Como estábamos muy calientes, me dijo que me iba a comer ahí mismo sin importar que alguien nos viera.

Se subió la falta y se montó encima de mí, dándome la espalda para ver si alguien venía y poder salir rápidamente sin que se dieran cuenta. Su culo pegaba contra mi pelvis y sonaba fuerte. Pero el sonido de la película no nos delataba. Así que siguió comiéndome hasta que le dije que cambiáramos de pose y me mirara.

Se volteó y se sentó mirándome con esa carita de mala y esos ojitos que pedían duro. Me lo estaba haciendo mientras de fondo sonaba una canción infantil, fue muy gracioso, pero a la vez desafiante. No pensé que pasaríamos de una mamada en el cine, a ser los protagonistas de la película.

Mientras que nos comíamos delicioso en ese rincón de la sala, ella me decía que iba a venirse, pero necesitaba abrir las piernas. Así que montó una pierna en el espaldar de la silla de al lado y me lo hacía mientras se tocaba para venirse más rápido. Ver eso me excito tanto que le dije que tenía que venirse rápido porque yo también llegaría al orgasmo tarde que temprano.

Se tocó tan rico que su vagina se mojó y tuvo un orgasmo con mi pene adentro. Sentí su vagina apretando mi pene mientras se mojaba más y más. Cuando terminó de disfrutar ese delicioso orgasmo, le dije que me lo chupara para venirme en su boca.

Se acomodó la falda y se agachó para besarme de nuevo y recibir mi semen en su boca. Yo la agarré del pelo y le dije que la mamada en el cine terminaría de la mejor manera, con mi leche en su boca. Cuando terminé de decir eso, metió mi pene y lo sobó con sus mejillas, luego lo escupió y me masturbó con una mano. Después de eso, sentí como mi leche salía en la boca de mi novia y ella se contenía las arcadas para no vomitar y luego se lo tragaba.

Cuando por fin salió todo, terminó de saborearlo y se limpió con una servilleta. Yo me acomodé el jean y disfruté de ese momento unos minutos más hasta que le dije que esa mamada en el cine había sido espectacular. Ella me sonrió y me dijo que lo teníamos que repetir, que ese orgasmo que tuvo fue uno de los mejores por la adrenalina que sentía si alguien no pillaba.

Salí del cine totalmente satisfecho y con ganas de más. La complicidad entre los dos era absoluta y ambos estábamos felices de haber cumplido ese sueño. Espero que pronto se pueda repetir esa mamada en el cine, pero esta vez, sea yo quien de placer a esa mujer que me cumple todos mis caprichos.

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