Me vestí de profesora sexy

Me vestí de profesora sexy 🔊

Por Valentina Vargas

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Era Halloween del 2008. Tenía 25 años y un novio que amaba con todo mi ser. Íbamos a una fiesta de uno de sus amigos. Yo estaba disfraza de profesora sexy y mi novio de cazador. No tengo los senos muy grandes, pero si un culo que deja a todos botando la baba. Iba con medias veladas negras, una minifalda negra, camisa abierta blanca, gafas y una regla para castigar a los malos alumnos.

Llegamos a la casa del amigo de mi novio y como lo supuse, la mayoría de las personas, tanto hombres como mujeres se me quedaron viendo mi enorme culo. me gustó mucho la atención que estaba teniendo y mi novio se sintió “halagado” porque sabían que su novia era hermosa. Me preguntaron de qué estaba disfrazada, les dije: ¿no es obvio? De profesora sexy. Me miraron de arriba hacia abajo, casi comiéndome con la mirada.

Un lindo italiano de ojos claros

Me excité un poco con esas miradas, pero no dije nada. Pasadas las 2 de la mañana alguien preguntaba por la profesora sexy. Era un man que no conocía, un extranjero que venía de Italia. Estaba lindo, tenía ojos claros, alto, acuerpado y de un acento chistoso. Le dije a mi novio si le importaba que hablara un rato con él, dijo que no. Lo llamé y nos sentamos en el sofá a conocernos más. Me gustó que me mirara con ganas de arrancarme la ropa. Además se le veía un paquete muy prometedor.

Hacía mas o menos 1 mes le había dicho a mi novio que me gustaría estar con otra persona, con su permiso claro, para probar cosas nuevas. Lo discutimos bastante y al final quedamos en tener una especie de “relación abierta”. Así que el momento con ese italiano de ojos claros estaba perfecto para una culiada de una noche al estilo de una profesora sexy.

¿Quieres charlar afuera?

Le dije a mi novio que iba a estar con él afuera de la casa. Salimos al patio y comenzamos a besarnos sin importar que nos vieran. Los italianos besan suave y abren poco la boca. Fue diferente, pero me gustó. Sin embargo, yo trataba de que me metiera más su lengua para excitarme más. Mientras me besaba, recorría mi cuerpo con sus grandes manos, me chupaba mis senos de una forma deliciosa. Y ni decir de como me agarraba las nalgas con fuerza. Tenia muchas ganas de comérmelo ahí, así que fuimos a un lugar más escondido. Él me decía que mi disfraz de profesora sexy lo ponía muy caliente, que le daba ganas de metérmelo ya.

Le chupé el pene por 5 minutos no más para calentarlo más, y él levantó mi falda y succionó mi clítoris delicioso. Me puse de espaldas contra la pared, me bajó las tanguitas rosadas y me penetró fuerte. Gemí duro y él gemía conmigo. Me estaba clavando esa verga deliciosa en mi vagina mojada y sedienta de placer. Luego de unos minutos en esa pose, me volteó y me cargó en sus brazos. Esa pose me dejó loca, sentí que pronto iba a tener un orgasmo y con un man que apenas había conocido. Estaba muy caliente. Le dije a él que ya iba a llegar y él me dijo que también. Me agarró duro las piernas y en un sube y baja me clavó tan fuerte que llegamos al climax al mismo tiempo. Fue delicioso.

La profesora sexy de sus sueños

Me bajó de sus brazos y sentí como su semen se salía de mi vagina y se regaba en mis piernas. Me limpió un poco con su camisa y me volvió a besar diciéndome que era la profesora sexy más caliente que había conocido. Le dije que las colombianas siempre somos calientes y me dio una sonrisa pícara que me dejó con ganas de más.

Desde ese día quedé en su mente como la profesora sexy que se comió y que fue su fantasía por muchos años más.

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