Sexo romantico en nuestro aniversario

Sexo de aniversario

Por Valentina Vargas

Soy de las mujeres que le gusta el sexo fuerte, salvaje, duro. No me gustan mucho esas vainas de romanticismo ni pétalos de rosas en la cama, pero mi esposo es más especial que yo. Para mí, el sexo romántico está pasado de moda.

Sin embargo, mi esposo me dijo una vez que quería celebrar nuestro quinto aniversario de casados con algo especial. Me dijo que me llevaría a un lugar lejos de la ciudad para pasar un fin de semana como recién casados. La idea me gustó mucho, pero esperaba que el tema de tener sexo romántico no estuviera en el plan. No fue así.

Cuando llegamos a las cabañas, había un camino con pétalos de rosa que nos dirigía hacia la habitación. Debo decir que mi esposo se esmeró mucho. Había una champaña en la cama con un baby doll esperándome para desfilarle a mi esposo. Destapó la champaña y brindamos por 5 años llenos de amor, placer y sexo salvaje.

Luego, fui al baño y me puse el baby doll rojo que mi esposo me había comprado para tener su noche de sexo romántico y dejarlo lleno de placer. Cuando salí me estaba esperando el bóxer acostado en la cama poniendo algo de porno en el televisor. Le modelé un rato y luego fui a besarlo y a quitarle la ropa. Quería literal arrancarle la ropa y cabalgar en su cuerpo mientras me decía cosas sucias, pero quería respetar su plan y hacerlo muy suavemente.

Me acosté en su pecho y besé todo su cuerpo hasta llegar a su boca. Mis besos eran suaves y lentos, llenos de saliva. Mi lengua se entrelazaba con la suya para calentarlo más. pellizcaba sus tetillas y le cogía su pene suavemente mientras le decía cosas lindas. Luego, me acosté a su lado y él comenzó a sobarme los senos por debajo del vestido mientras su boca bajaba a mis pies. Me besó los pies y subió suavemente por mis piernas hasta llegar a mi vagina. Pero antes de besarme abajo, me hizo esperar un rato mientras me besaba la pelvis y me agarraba duro las manos. Estaba muy arrecha. No podía esperar el momento en que su lengua encontrara mi clítoris y lo chupara fuerte para que su cara se perdiera un buen rato entre mis piernas.

¡Por fin! Me quitó la tanga súper mojada por la arrechera y comenzó a darme suaves besos mientras yo gemía de placer. Hace rato no sentía tantas ganas de cogerme a mi esposo de esa manera. Tener sexo romántico no estaba siendo tan mala idea después de todo. Me tenía esperando hacía mucho tiempo y al fin estaba disfrutando de un delicioso sexo oral.

Me besó la vagina por 10 minutos hasta tener un pequeño orgasmo que me dejó con ganas de tener uno más grande. Le quité el bóxer y lo besé desde la punta del pene hasta los huevos. Dejé la cama llena de saliva por darle el mejor blow job que mi esposo había tenido. Cuando ya lo vi muy caliente, me le monté encima y comencé a cabalgar suave, sin afanes.

– ¿Te está gustando?

Me preguntó mi esposo mientras mis gestos le decían que sí.

-Si ves que tener sexo romántico de vez en cuando no es tan aburrido.

-Si, tienes razón. Hace rato no me sentía tan caliente como hoy.

Seguimos haciéndolo suave en muchas posiciones. El misionero, en cuatro, el 69, en cucharita y sentados uno en frente del otro. Tuve 2 orgasmos fuertes que me sorprendieron porque casi siempre llego a uno. Pero el segundo fue mucho mejor que el primero porque mi vagina pedía más. Quería seguir así toda la noche, pero mi esposo estaba tan arrecho que, en un fuerte deseo por hacerme tener otro orgasmo, lo tuvo él.

Estábamos en la pose del perrito y yo ya casi iba a llegar, pero él se me adelantó y se vino adentro. Me dio una nalgada deliciosa y se acostó muerto del cansancio. Me dijo que estaba muy feliz por ser mi esposo y que la idea de tener sexo romántico fue espectacular.

Descansamos hasta el amanecer y nos levantamos igual de arrechos que cuando apenas llegamos.

El segundo round fue igual de bueno que el primero. Jugamos un poco con la champaña sobre mi cuerpo mientras el sexo oral era de otro mundo. Que noche tan perfecta. Hicimos el amor por más de 1 hora, pero esta vez sí lo hicimos un poco más fuerte. Yo estaba extasiada porque lo estábamos haciendo como a mí me encanta. Fuerte, rudo y con groserías.

Teníamos tanta arrechera que nos vinimos al mismo tiempo. Ambos de pie y cuando me vine, me dijo que tenía ganas de venirse en mi cara. Me arrodillé y recibí su leche caliente en mi boca, mientras se regaba por mi cuello y mis senos.

Dormimos hasta las 12 del mediodía y nos levantamos felices, llenos de alegría y placer por haber tenido la mejor noche de nuestras vidas, por haber tenido sexo romántico y quedar más enamorados que nunca.

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