🔊Un viaje de la suerte

Por Bali Club

Estás a un episodio de lograr un gran orgasmo

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Un viaje de la suerte

Hace algunos días me fui de viaje con un grupo de amigos, realmente llevábamos planeando esto hacía muchos meses, pero nunca coincidimos en algo. Al final decidimos irnos a una playa en la zona costera del país, eran dos amigas, sus parejas y yo, la soltera del grupo como siempre.

Ese viaje nos tocó estar muy temprano en el aeropuerto, casi a las 3:30 de la mañana y fue todo una locura, el corre, corre para poder llegar a tiempo con las maletas, los bolsos y los tiquetes.

Solo sentí paz cuando llegué a la sala de estar, inmediatamente saqué mi portátil y empecé a trabajar porque tenía muchísimas cosas atrasadas, en cuestión de unos segundos sentí una presencia masculina muy imponente a mi lado así que lo observé, era un chico francés que iba a tomar el mismo vuelo que nosotros.

Él muy amable me saludó y me hizo algunas preguntas de dónde iba, porque realmente él también estaba solo y quería disfrutar el viaje y conocer algunos amigos nuevos. Le conté que con unos amigos y que si gustaba podía unirse a nosotros, reservar en el mismo hotel y unirse a nuestros planes si no tenía, y le pareció fantástica la idea sin embargo, a mí me pareció fantástico él.

Era un rubio precioso con esos rizos dorados color miel y unos ojos claros como el agua cristalina, de estatura 1.75 un cuerpo como tallado por los dioses pero del el gimnasio.

Empezamos el abordaje del vuelo y sorpresa, estaba dentro de mí misma línea de asientos, justo a mi lado, así que los 45 minutos de viaje estuvimos hablando sobre nosotros y conociéndonos un poco más.

A mis amigos no les disgustaba la idea porque así yo estaría acompañada y sobre todo conocería a alguien nuevo.

Al llegar a nuestra ciudad destino, fuimos a instalarnos inmediatamente en el hotel y pudimos reservar también la habitación de él justo al lado de la mía, fuimos a la playa, a la piscina, jugamos un poco de voleibol en la playa y nos divertimos muchísimo.

Empezó a caer la noche y claramente nos íbamos a ir de rumba, era uno de nuestros mayores objetivos y justo en el hotel propiciaban una en la azotea.

Entre trago y trago la tensión fue subiendo, y él como todo un hombre coqueto empezó a bailar conmigo y acariciarme el rostro, la verdad yo no era indiferente, me gustaba y me hacía sentir deseada.

De un momento a otro empezó a besarme y yo sentía un montón de mariposas en el estómago y ganas de mucho más que solo besos.

El alcohol fue surtiendo efecto y cuando menos lo esperamos estábamos en mi habitación los dos solos entrando por esa puerta, él cargándome y dándome muchísimos besos apasionados, todo era una completa locura, pero bueno, con alcohol todas las decisiones suenan mejor.

Me tiró en la cama y empezó a subirse encima de mí quitando botón a botón una camisa blanca que me había puesto esa noche.

Yo empecé a desabrochar su pantalón y quité su camisa inmediatamente me dio espacio, su cuerpo era perfecto, un abdomen perfectamente detallado y exquisito.

Él empezó a darme besos por encima del sostén y fue bajando hasta mi pelvis bajando lentamente para posteriormente ir quitando mis jeans hasta las nalgas.

Pronto vio que mi lencería combinaba así que su cara solo fue de picardía, él ya sabía que yo tenía un objetivo esa noche. Empezó a jugar con mis bragas y a darle pequeños besos a mi monte de Venus hasta si llegar a mi clítoris, sin retirar mi panti porque le gustaba el juego previo de masturbarme aún estando con ropa y yo lo disfrutaba muchísimo más.

Luego de un rato en esa dinámica simplemente movió mi panti hacia un lado y empezó a masturbarme con sus dedos, era mi estimulación favorita y estaba dando justo donde tenía que hacerlo.

Empezó a buscar su pene y frotarlo con el impuesto e inmediatamente se colocó erecto, Mmmmm se veía muyyy interesante.

De un momento a otro decidió alcanzar su bolso para tomar unos condones Ultra delgados que tenía, me decía que eran sus favoritos porque no le molestaba para absolutamente nada y tenía la sensación lo más real posible

Mientras yo se lo iba colocando él empezó a masturbarme para tener una mejor lubricación, realmente se sentía muy rico y mi vagina sí que lo sabía, porque estaba demasiado húmeda.

Luego de ya colocarlo completamente, empezó a introducirlo, la verdad es que era bastante grande así que tocó hacerlo muy lentamente, pero me encantaba como ambos mirábamos su pene y vagina fundirse en uno solo.

Empezó a aumentar su ritmo, la cama se estremecía como si se fuera a romper, pero lo único que nos importaba era disfrutarnos, las sábanas se llenaban de nuestros fluidos y yo solo podía apretarlas del goce que me provoca su gran pene.

El rostro de él por otro lado solo me decía que estaba disfrutando de mí como nunca antes lo había hecho con otra mujer.

La noche fue todo un espectáculo sin embargo, ya el otro día asomaba sus destellos y debíamos despedirnos, él debía estar en el aeropuerto a cierta hora para devolverse a su país y yo continuar mi travesía con mis amigos.


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