Perder mi virginidad fue un sueño

Perder mi virginidad

No imaginé que mi primera vez con una persona sería tan especial y romántico. Y menos si esa persona me llevaba 10 años. Lo sé, 10 años es mucho, pero yo estaba perdidamente enamorada de él. Perder mi virginidad con un hombre mayor fue un sueño inolvidable: yo tenía 16 años y el 26.

Nos conocimos porque vivíamos en el mismo barrio. Cada que salía a la tienda a comprar los mandados que me pedía mi mamá, él estaba esperándome para saludarme y tirarme uno que otro piropo. Me decía que yo algún día iba a ser su novia y el amor de su vida. Yo solo me reía y no le paraba bolas.

Cuando cumplí los 16, tuve una pequeña fiesta en mi casa con mis amigas y uno que otro familiar. Él no estaba invitado porque obviamente era mucho mayor que yo y a mis papás no les gustaba la idea de tener amigos de esa edad. Cuando la fiesta terminó salimos a la calle y él me estaba esperando para felicitarme y darme un pequeño ramo de flores y un beso que me dejó fría. Cuando me besó, me dijo que estaba muy caliente y que verme vestida tan linda lo hacía desearme más. En ese momento no sabía bien que decir, pues aún era virgen y no tenía las palabras para responder a esas conversaciones tan calientes.

Luego de hablar y coquetear por un mes, decidí que era el momento perfecto para perder mi virginidad. Me sentía segura de mí misma y sabía que Cristian era un hombre que me quería y no solo buscaba comerme, sino estar conmigo de verdad. Le dije que estaba lista y al siguiente fin de semana preparó todo.

Me escapé de la casa mientras mis padres dormían. Me recogió en la esquina de mi casa y fuimos a un motel a las afueras de la ciudad. Era un motel muy lindo, se veía caro y lujoso. Creo que él ya había pagado todo porque cuando llegamos dio su nombre y nos hicieron pasar a una habitación con parqueadero propio. Pensé que perder mi virginidad en un motel no sería lo mejor, pero bueno, estaba dispuesta a todo con él.

Cuando entramos me sorprendí muchísimo. La habitación estaba llena de pétalos de rosas por todas partes, tenía un espejo enorme en el techo y la cama tenia forma de corazón. Era una velada tan romántica que parecía de película. Nos acostamos en la cama y comenzamos a besarnos. Le dije que, aunque estaba segura de perder mi virginidad con él, también tenía muchos nervios. Así que pidió una botella de ron y comenzamos a tomar para relajarnos.

Cristian me dijo algo muy cliché y algo que he visto es muchas películas: no va a pasar nada que tu no quieras que pase. Al principio me reí porque me pareció muy chistoso, pero luego lo tomé en serio. Nos besamos por varios minutos. Tenía mucha saliva y cuando lo besaba se regaba por todo su pecho.

Me quitó la ropa suavemente mientras que su boca decía cosas tiernas. Besaba mi cuello, los senos, el abdomen y bajaba sutilmente a mis piernas para quitarme el pantalón y dejarme en ropa interior.

Sus labios me decían que hacer el amor conmigo era algo que deseaba hace mucho tiempo. Le respondí que perder mi virginidad con él era también un sueño. Me hizo “modelarle” para admirar todo mi cuerpo mientras de fondo sonaba música romántica. Le bailé un poco y luego lo besé por el pecho y el cuello. Sus hombros eran anchos y su pecho fuerte por el ejercicio. Sus manos recorrían mi cintura y bajaban a mi vagina para frotarla con los dedos.

Me besó por encima del panty sintió como estaba empapada en lubricante. Tenia muchas ganas de estar con él. Me quité el brassier y él se desnudó por completo. Me besó la vagina tan tiernamente que sentí que lo hacia perfecto. Nunca me sentí incómoda. Al contrario, quería más.

Después de mucho tiempo de sexo oral y de muchos dedos dentro de mi vagina, estaba lista para perder mi virginidad. Le dije que se pusiera condón y me lo hiciera muy suave. Me acostó en la cama boca arriba y fue metiendo su pene muy lentamente. La punta entró fácil, pero más allá dolía mucho. Así que estuvo metiendo su punta por un rato hasta que dijo que intentáramos otra pose donde yo tuviera el control.

Me subí en su pelvis y ahora era yo quien iba metiendo suavemente su pene en mi vagina mojada y caliente. Tenia tantas ganas de hacerlo fuerte y meterlo todo, pero sabía que, si hacia eso me iba a doler mucho y podía sangrar, así que continúe con un sexo muy romántico y tierno. Mientras me movía sobre su cuerpo, él me besaba los senos y acariciaba mi clítoris haciendo formas circulares. Me excité demasiado. Le dije que me siguiera tocando de esa manera mientras me besaba porque me encantaba y sentía que iba a venirme. Perder mi virginidad con este hombre era una vaina loca.

Me sentó en la cama y mientras que sus dedos entraban y salían de mi vagina, su lengua chupaba mi clítoris y lo mojaba con mucha saliva. Era una sensación indescriptible. Cuando sentí que el orgasmo iba a aparecer, le dije que siguiera muy rápido y que no quitara su boca de mi vagina porque quería explotar de placer. Me besó tan rico y sus dedos me hacían el amor tan rápido que logre venirme en su boca. No había sentido nunca esa sensación de tener un orgasmo en la boca de alguien más. Él se dio cuenta que me vine porque mis gemidos se hicieron más fuertes y luego me quedé muda. Mi vagina estaba mojada y sabía a puro lubricante.

-Te amo Sofia.

Dijo mientras me miraba tiernamente y acariciaba mi pelo.

Le dije que quería seguir intentándolo para que él también pudiera tener un final feliz. Así que se volvió a acostar encima mío e intentó de nuevo meterlo todo. Ahora era más fácil. Ya no me dolía tanto. Logró meterlo hasta la mitad, aunque la verdad lo sentí en el ombligo. Tenía mi clítoris tan sensible por el orgasmo que luego de hacerlo así por 10 minutos más, tuve el segundo orgasmo. Cristian estaba tan arrecho que me dijo que iba a venirse con el condón dentro de mí. Me puso en cucharita y me abrazó para penetrarme y hacerme el amor hasta venirse y dejar el condón lleno de semen.

Cuando se vino, sentí como sus gemidos pararon y sus brazos me apretaron fuerte para decirme que había tenido un delicioso orgasmo. ¡Estaba feliz! Sacó su pene, botó el condón y me besó en la boca mientras me decía que estaba muy enamorado.

En mi mente solo pensaba: dejé de ser virgen. Perdí mi virginidad con Cristian, un hombre mayor que me dio la mejor noche de mi vida.

Mi primer trío de lesbianas

mi primer trio de lesbianas 2

Recuerdo que desde muy pequeña sentí curiosidad por besar a una mujer. Es decir, soy heterosexual, me fascinan los hombres. Pero siento que besar y estar con una mujer sería la mejor experiencia de mi vida. Me excita pensar que una mujer me bese mientras me toca los senos. Y me pone aún más arrecha imaginarme comiéndome no a una, sino a dos hermosas mujeres haciendo un trío de lesbianas.

Cuando cumplí 18 años, le dije a una de mis amigas que quería tener una experiencia lésbica. Ella se asombró mucho porque no imaginaba que yo fuera de mente tan abierta y quisiera experimentar cosas como esas. Me dijo que buscara a viejas por internet para que les pagara por un servicio completo. Pero yo no quería eso, yo quería que las cosas se dieran espontáneamente. Así que un día me fui a un bar sola. Claro, hubo muchos hombres que me coquetearon, pero yo iba en busca de dos chicas para hacer un delicioso trío de lesbianas.

Ya estaba algo tomada y aún no aparecía ninguna pareja de mujeres que se interesara en mi o yo en ellas. Me fui y decidí entonces arriesgarme a ir a un lugar de intercambio de parejas. Ahí encontré a muchas parejas teniendo sexo y una que otra parejita de lesbianas besándose mientras muchos hombres las veían y se hacían la paja. Me les acerqué y como ya estaba tomada les pregunté si podía unirme a ellas. Me miraron un poco raro, pero luego de ver todo mi cuerpo en ropa interior aceptaron.

Tomé la iniciativa desde el inicio. Comencé a besar a una de ellas en el cuello mientras a la otra le tocaba las piernas. Las dos se besaban y me tocaban los senos suavemente. Estaba tan lubricada y caliente que, si me hubieran metido un pepino, hubiera entrado de una. Quería que una de ellas, la pelinegra de cabello largo me besara entre las piernas mientras yo besaba a la otra. Así que muy disimuladamente cambié de posición y me puse en cuatro, comencé a besar a una de ellas y la otra me hacía sexo oral desde mi vagina hasta mi ano. Era el perfecto trío de lesbianas.

Estaba sintiendo muchas cosas. Sentía como una deliciosa lengua jugaba con mi clítoris y lo mojaba hasta chorrear saliva. Mientras que por otro lado podía saborear la vagina de esa mujer que ojos verdes que me tenía fascinada. ¡QUE RICO HIJUPUETA! Grité de placer porque no aguantaba más las ganas de decirle a todos que comerme a dos viejas era algo surrealista. Que hacer un trío de lesbianas con esas dos mujeres me estaba volviendo loca.

Luego de estar besándonos por 15 minutos, nos levantamos y fuimos al cuarto de placer, donde hay una cama gigante para cumplir todas las fantasías. Me acosté boca arriba y luego la peli negra se acostó encima mío para hacer un tijeretazo que me dejara sin aliento. Debo admitir que sentir su vagina mojada y llena de fluidos frotándose con la mía fue la cereza del pastel. Que cosa tan deliciosa. Y lo mejor es que mientras eso pasaba, la otra chica nos besaba y se masturbaba. Era una escena perfecta. En mi mente pensaba que haber tomado la decisión de hacer un trío de lesbianas era la idea más fascinante que había tenido.

Cuando las dos comenzaron a besarse mientras una de ellas frotaba su vagina contra la mía sentí que el orgasmo iba a aparecer. Me concentré mucho en cómo sus lenguas jugaban y gemía de placer. Con ayuda de mis dedos sobaba mi clítoris y apareció: un orgasmo que me dejó sin aliento y llena de felicidad. Me reí mucho y sin pensarlo las acerqué hacia mí para darnos un beso triple que me llevó a las nubes.

Cuando me vine, quería que ellas dos también se vinieran juntas, así que comencé a darles dedo mientras las besaba y ellas se acariciaban entre sí. Teníamos a una multitud mirándonos y masturbándose con nosotras mientras disfrutábamos de un trío de lesbianas de ensueño.

Poco después de estarles dando dedo y muchos besos a las mujeres que cumplieron mi sueño, se vinieron. Una de ellas en un orgasmo suave y placentero y la otra en una orinada que no bañó de pies a cabeza.

Cuando terminamos el sexo salvaje, nos dimos un tierno beso y luego pasamos a la piscina para jugar un rato más.

Desde ese día sentí que mis deseos sexuales solo se cumplirían con otras viejas. Que ningún hombre por más papasito que fuera me haría el amor como ella dos y que ese trío de lesbianas fue mi mayor fantasía. Las pensé por mucho tiempo y luego de haber casi superado ese encuentro, se me dio la oportunidad por segunda vez. Pero esa será una historia para contar otro día.

Sexo en cuarentena

Sexo en cuarentena

Me llamo Natalia y quiero contarles como ha sido tener sexo en cuarentena. Vivo con mis papás, tengo novio, trabajo desde casa y mis mascotas son mi vida. Cuando no estábamos encerrados por la pandemia, veía a mi novio todos los fines de semana. A veces íbamos a moteliar, sino teníamos sexo salvaje en su casa mientras sus familiares estaban dormidos o en la sala. Era delicioso porque la pasábamos muy bien.

Cuando llegó el famoso coronavirus, no hubo más remedio que encerrarse aproximadamente dos meses y matar las ganas de tener sexo masturbándome, pensando en mi novio y todos los manes que me quería coger. Era muy frustrante saber que vivíamos cerca pero que debíamos quedarnos en casa. Cuando las cosas comenzaron a ponerse mejor, le dije a mi novio que me visitara al menos una vez a la semana porque no aguantaba más. Necesitaba tener sexo y él era mi solución. Hicimos un plan al cual llamamos “sexo en cuarentena”. Era muy difícil encerrarnos en mi cuarto porque mis papás no me dejaban y obviamente no podíamos salir. Así que decidimos buscar los momentos perfectos y los lugares adecuados para hacer el amor sin que nadie se enterara.

Al principio hubo momentos de tensión porque pensamos que nos había descubierto o pillado en pleno acto, pero luego de tener nuestro plan de sexo en cuarentena bien estructurado, hacer el amor en mi casa era pan comido.

Plan sexo en cuarentena

Paso 1: mi casa era de dos pisos, así que hacerlo abajo mientras que mis papas estaban arriba era fácil. Lo difícil era saber cuando iban a bajar porque sus pasos no se escuchaban. Así que pusimos una especie de campana que sonaba cuando alguien bajaba las escaleras y nos daba tiempo para arreglarnos.

Paso 2: hacerlo en la noche cuando estuvieran medio dormidos. Cuando mis papás se despedían para irse a dormir, se quedaban un rato más viendo la televisión con la puerta abierta. Luego, cerraban la puerta y a ahora sí a dormir. Ese momento era el crucial, pues ya sabíamos que podíamos hacerlo más tranquilos y si la puerta sonaba, nos daba más tiempo para ponernos la ropa y hacer como si nada estuviera pasando. Pensábamos que tener sexo en cuarentena era divertido y emocionante.

Paso 3: tratar de no hacer ruido. Era muy importante que así estuviéramos muy excitados y llenos de placer para gemir, no hiciéramos ruidos extraños. Poníamos música para que las respiraciones fuertes y uno que otro gemido se dispersaran con la música.

Paso 4: hacerlo siempre con la ropa puesta. Yo trataba siempre de ponerme una falda o un vestido corto que fuera fácil de quitar para hacerlo sin tanta dificultad. Y él se ponía pantalonetas cómodas.

Paso 5: siempre con condón. Estábamos acostumbrado a hacerlo sin condón porque ya llevamos varios años juntos y la confianza entre los dos era plena. Pero, es muy diferente tener sexo en moteles y otra cosa es tener sexo en cuarentena. No podíamos arriesgarnos a tener sexo sin condón porque su leche podría regarse en el sofá o en los muebles y el olor nos dalataría de inmediato.

Paso 6: poses fáciles de hacer. Claramente no podíamos hacer poses como el 69 u otras que fueran difícil y complicadas de mantener por mucho tiempo. Las poses que hacíamos eran mas o menos siempre las mismas: de perrito, yo encima de él y viceversa, contra la pared y yo encima de él dándole la espalda. Eran posiciones sencillas, pero esas nos bastaban para saciar nuestra sed de sexo.

Paso 7: luces tenues o totalmente apagadas. Esto ayuda a que las siluetas se mezclen y no se vean tanto las sombras de dos personas teniendo sexo.

Paso 8: disfrutar al máximo. Cuando tenemos sexo de esa manera la pasamos delicioso. Nos excita mucho la adrenalina de pensar que nos pueden ver y ganarnos el regaño de la vida. Aún así, lo hacemos cada que podemos porque es imposible aguantar más de 7 días sin que mi novio me de duro mientras estamos pendiente si mis papás bajan del cuarto

¿Funciona?

Debo decir que este plan nos ha funcionado casi a la perfección. Claro, hay momentos que nos tocaba que correr a la cocina y arreglarnos la ropa porque baja alguien a “tomar agua” y puede vernos. Pero al final, lo que importa es que la pasamos delicioso y sabemos que nuestro plan de sexo en cuarentena nos ha salvado de permanecer en abstinencia por mucho tiempo.

Tuve sexo con ropa

tuve sexo con ropa

¿Han tenido alguna vez sexo con ropa? Preguntó una de mis amigas mientras hablábamos sobre maquillaje, series románticas, ropa y por supuesto, sexo y hombres. Los temas que nunca pueden faltar. La mayoría respondimos que no. Casi ninguna había tenido sexo con ropa. Sin importar la respuesta, la estábamos pasando una chimba. Tomábamos cocteles, hacíamos comida y nos tomábamos fotos.

Cuando estábamos algo prendas, una de mis amigas llamó a su novio y lo invitó a la fiesta. Él, que es bien avispado, llevó dos amigos para no sentirse solo entre tantas viejas. Llegó con Víctor, un hombre de baja estatura, pero bastante acuerpado, ojos pequeños, piel trigueña, dientes de revista y unos labios gruesos que se hacían desear. Nos presentaron y tuvimos química de una.

Comenzamos a jugar pico botella, la verdad o se atreve y varios juegos más que calentaban el ambiente. Yo estaba tan borracha que me atrevía a lo que fuera. Una de mis amigas le puso el reto a Víctor de besar a quien quisiera donde fuera. Sin pensarlo se me lanzó en un beso con lengua que me llegaba hasta la garganta. Fue muy chistoso e incomodo a la vez. Nos reímos y seguimos jugando.

Cuando me tocó a mi poner la penitencia, le pregunté a Víctor si había tenido sexo con ropa. Me miro algo confundido y luego me dijo que no. A decir verdad, ni yo estaba tan segura de lo que eso significaba.

El tiempo transcurrió, cuando me di cuenta eran las 4 de la mañana y nosotros seguimos jugando. Dos de mis amigas se fueron a dormir y Víctor y yo nos quedamos charlando un rato más. Me contó sobre su familia y lo que estaba estudiando. Luego, me dijo que fuéramos a la cocina para “lavar los platos”. Cuando llegamos, me subió la falda que tenía y comenzó a tocarme las nalgas y los senos. Luego me preguntó: ¿a esto te referías con tener sexo con ropa? Mas o menos.

Sentí su enorme pene sobre mis nalgas mientras lo acariciaba con mis manos. No se si fue por el alcohol, pero sentí que lo tenía gigante y eso me excitó demasiado. Me estaba tocando toda con sus manos calientes y llenas de deseo. Cuando bajó a mi vagina y la sintió mojada, me dijo al oído que me la iba a clavar hasta que me doliera. Me encantó. Le dije: tengamos sexo con ropa para calmar las ganas.

Me puso contra el lavaplatos, me subió la falda hasta la cintura, me besó para dejarme bien mojadita y me penetró delicioso. Estábamos haciendo mucha bulla y nuestros amigos nos estaban escuchando. En ese momento no me importó mucho porque estaba muy arrecha. Quería arrancarle la ropa y cabalgarlo para tener un orgasmo junto a él.

Luego de un rato así, ambos queríamos más. Ya todos estaban “dormidos”, así que cambiamos de lugar y nos hicimos en el sofá. Me sentó en sus piernas y con la falda en mi cintura, brincaba en su pelvis para sentir toda su verga adentro. Tenía una explosión de sensaciones. Cuando se quitó la camisa mi boca no paraba de decirle que tenia el abdomen más perfecto que haya visto. ¡Papasito! Pensaba en mi mente mientras veía esa chocolatina y la tocaba con mis manos de arriba hacia abajo.

Cuando ya íbamos a acabar, me dijo que iba a ponerse condón para venirse adentro sin ningún riesgo. Se lo puso, me coloqué en cuatro y en menos de 1 minuto, su respiración se cortó, sus manos me agarraron fuerte mis senos mientras me abrazaba para sentir el orgasmo que había tenido.

Ya podés decir que tuviste sexo ron ropa. Me reí y le dije que él también podía decir lo mismo. Me sacó el condón y me besó los senos mientras metía su dedo en mi vagina. Se lo chupó mientras decía que olía delicioso.

Nos acomodamos la ropa y subimos a dormir un rato, no sin antes en quedar de verme con Víctor en otra ocasión.

Tener sexo con ropa fue delicioso. Les dije al otro día a mis amigas mientras les contaba cómo me clavaron un verga de más de 18 centímetros en el sofá de la casa.

Me vestí de profesora sexy 🔊

Me vestí de profesora sexy

¿Quieres escucharlo?

Dale play a este audio y escucha el relato narrado.

Era Halloween del 2008. Tenía 25 años y un novio que amaba con todo mi ser. Íbamos a una fiesta de uno de sus amigos. Yo estaba disfraza de profesora sexy y mi novio de cazador. No tengo los senos muy grandes, pero si un culo que deja a todos botando la baba. Iba con medias veladas negras, una minifalda negra, camisa abierta blanca, gafas y una regla para castigar a los malos alumnos.

Llegamos a la casa del amigo de mi novio y como lo supuse, la mayoría de las personas, tanto hombres como mujeres se me quedaron viendo mi enorme culo. me gustó mucho la atención que estaba teniendo y mi novio se sintió “halagado” porque sabían que su novia era hermosa. Me preguntaron de qué estaba disfrazada, les dije: ¿no es obvio? De profesora sexy. Me miraron de arriba hacia abajo, casi comiéndome con la mirada.

Un lindo italiano de ojos claros

Me excité un poco con esas miradas, pero no dije nada. Pasadas las 2 de la mañana alguien preguntaba por la profesora sexy. Era un man que no conocía, un extranjero que venía de Italia. Estaba lindo, tenía ojos claros, alto, acuerpado y de un acento chistoso. Le dije a mi novio si le importaba que hablara un rato con él, dijo que no. Lo llamé y nos sentamos en el sofá a conocernos más. Me gustó que me mirara con ganas de arrancarme la ropa. Además se le veía un paquete muy prometedor.

Hacía mas o menos 1 mes le había dicho a mi novio que me gustaría estar con otra persona, con su permiso claro, para probar cosas nuevas. Lo discutimos bastante y al final quedamos en tener una especie de “relación abierta”. Así que el momento con ese italiano de ojos claros estaba perfecto para una culiada de una noche al estilo de una profesora sexy.

¿Quieres charlar afuera?

Le dije a mi novio que iba a estar con él afuera de la casa. Salimos al patio y comenzamos a besarnos sin importar que nos vieran. Los italianos besan suave y abren poco la boca. Fue diferente, pero me gustó. Sin embargo, yo trataba de que me metiera más su lengua para excitarme más. Mientras me besaba, recorría mi cuerpo con sus grandes manos, me chupaba mis senos de una forma deliciosa. Y ni decir de como me agarraba las nalgas con fuerza. Tenia muchas ganas de comérmelo ahí, así que fuimos a un lugar más escondido. Él me decía que mi disfraz de profesora sexy lo ponía muy caliente, que le daba ganas de metérmelo ya.

Le chupé el pene por 5 minutos no más para calentarlo más, y él levantó mi falda y succionó mi clítoris delicioso. Me puse de espaldas contra la pared, me bajó las tanguitas rosadas y me penetró fuerte. Gemí duro y él gemía conmigo. Me estaba clavando esa verga deliciosa en mi vagina mojada y sedienta de placer. Luego de unos minutos en esa pose, me volteó y me cargó en sus brazos. Esa pose me dejó loca, sentí que pronto iba a tener un orgasmo y con un man que apenas había conocido. Estaba muy caliente. Le dije a él que ya iba a llegar y él me dijo que también. Me agarró duro las piernas y en un sube y baja me clavó tan fuerte que llegamos al climax al mismo tiempo. Fue delicioso.

La profesora sexy de sus sueños

Me bajó de sus brazos y sentí como su semen se salía de mi vagina y se regaba en mis piernas. Me limpió un poco con su camisa y me volvió a besar diciéndome que era la profesora sexy más caliente que había conocido. Le dije que las colombianas siempre somos calientes y me dio una sonrisa pícara que me dejó con ganas de más.

Desde ese día quedé en su mente como la profesora sexy que se comió y que fue su fantasía por muchos años más.

Un trío sexual soñado

imagen ilustrativa de un trio sexual

Desde que salgo con mi novio, hace 2 años, siempre le he tenido ganas a su mejor amigo. No sé qué es lo que tiene que me vuelve loca, puede ser el hecho de que es algo prohibido, o el que tenga a todas comiendo de su mano por ser tan lindo, pero bueno, creo que a muchas en algún momento nos gustaría hacer un trio sexual con el mejor amigo de nuestra pareja.

Hace poco, hable con mi novio de la posibilidad de hacer un trio sexual, obvio él quiere con otra mujer y yo quiero con otro hombre. Fantaseando un poco sobre eso, nos preguntamos que con cuál de nuestros amigos nos gustaría hacerlo. Él me dijo que con una amiga mía pelinegra de ojos verdes, yo le dije que con su amigo “el tumba locas”. Nos reímos un rato y el tema terminó ahí. Pero luego de eso, no dejé de pensar en él, en hacer un trío sexual con ellos dos para cumplir mi deseo carnal.

La oportunidad perfecta

Un día, le escribió a mi novio para invitarnos a un asado en su casa. Éramos 7 personas, pero para el final de la noche, quedamos los 3. No pensé que ese día pudiera cumplir mi sueño de hacer un trío sexual con esos hombres que me encantan. Terminamos de comer y nos relajamos un rato en la piscina. Yo no había llevado traje de baño, así que simplemente me quité la blusa y me metí con el short que llevaba puesto y un top rosado.

Nadamos un rato hasta que comenzó a hacer un poco de frio y mis pezones comenzaron a notarse por debajo del top. Los tenía duros y parados. Mi novio salió un momento a la portería a recoger un pedido y su mejor amigo y yo nos quedamos solos en la piscina. Noté que estaba viéndome los senos porque los pezones se me veían mucho, así que lo mire y sonreí, pero él volteo la cara e hizo como si nada pasara. En ese momento mi mente comenzó a volar y a imaginar mil cosas con el trio sexual soñado. Buscaba excusas para acercarme y que me tocara. Pero tenía miedo de que mi novio nos viera, así que solo tuve esas escenas en mi mente. Tomamos un poco más de licor y comenzamos a escuchar música y a bailar entre los 3.

Estábamos muy ebrios y entonados y como si fuera poco, mi novio estaba muy arrecho por verme los pezones mojados por debajo del top, así que comenzó a besarme y su mejor amigo solo veía su celular. Le dije a mi novio que debíamos prender la fiesta y hacer una locura, un trio sexual. Al principio se molestó, pero luego de varias copas más aceptó.

El trío sexual soñado

Le dije a su amigo que se sentara a mi lado para que no estuviera tan solo. Charlamos y mientras más me hablaba, más ganas tenia de que se callara y me besara, pero debía ponerles atención a los dos al mismo tiempo, así que besé a mi novio, pero comencé a acariciar a su amigo. Estaba muy borracho por lo que no opuso resistencia, solo se dejó llevar por el momento y cada segundo se iba poniendo más y más duro.

Puse mi mano debajo del bóxer y estaba mojado y listo para recibir sexo oral, en ese momento supimos que estábamos por hacer un trio sexual. Mi novio comenzó a quitarme el top y el short y yo quede en unos cacheteros blancos. Mientras me besaba los senos, le di un beso mojado y lleno de saliva a su amigo para calentarlo más. Nos besamos por 2 minutos y luego él bajó a mis piernas y me quitó los cacheteros mojados. Comenzó a besarme suavemente y a meter su lengua en mi vagina, mientras que mi novio no paraba de besar mis pezones y mi boca.

Me dejé llevar y lo dí todo

Estaba tan caliente que me decía cosas sucias y yo le respondía ahogada en placer. Luego, puso su pene en mi boca y se lo chupé hasta que me llegó a la garganta mientras que con una mano le acariciaba los guevos y con la otra acariciaba su cabello rubio y le indicaba como quería que me besara. Todo un trio sexual de ensueño pasando en el sofá de la sala de él.

Tenía tantas cosas en mi mente que solo podía dejarme llevar por el momento y disfrutar de tener a dos hombres con toda su atención en mí. Cuando mi novio no aguantó más las ganas, hizo a un lado a su amigo y tuvimos sexo empapados en sudor. Quería coger con él tan fuerte que cambié de pose con mi novio y le dije a su amigo que quería en 4. Se puso un condón que tenía en uno de los cajones de su mesita de noche, me puso la cara en el mueble y cuando tenía mi culo levantado hacia él, metió primero sus dedos para saborear y oler, luego suavemente comenzó a meter su punta en mi vagina. Puedo decir que el trio sexual y la culiada fueron fenomenales.

Trío sexual: fantasía cumplida

Mientras uno me follaba, el otro me hacía mamárselo o masturbarlo. Cuando estaba muy excitada al ver a dos hombres dándome delicioso, le dije al amigo de mi novio que tenía ganas de venirme en su boca, así que comenzó a besarme y a meter sus dedos mientras yo me masturbaba y besaba a mi novio. Iba a explotar de placer y en eso mi novio se vino en mi boca. Me lo tragué todo y eso hizo calentarme más, así que en poco tiempo me vine, me mojé mucho, estaba bañada en flujo disfrutando de esa lengua que me hizo volar por unos minutos.

Luego, el otro man me dijo que me arrodillara porque quería verme tragar toda su leche. Se puso de pie, me arrodillé frente a él y mientras lo besaba, lo miraba a los ojos. Se masturbé hasta que sentí un grito de placer y su leche cayendo en mi boca abierta. Estaba liquida, caliente y de un fuerte olor. Me la tragué toda y seguí besándolo hasta desesperarlo. Fui al baño a limpiarme y cuando me vi en el espejo, tenía una sonrisa imborrable porque ya mi trío sexual soñado se había hecho realidad.

Ahora, de vez en cuando, nos reunimos y recordamos aquella noche donde fue nuestro primer trio sexual, donde fui la mujer de dos hombres que me dejaron extasiada de placer.

Sexo con parejas swings 🔊

Sexo con parejas swings

¿Quieres escucharlo?

Dale play a este audio y escucha el relato narrado.

Era viernes y eran las 11 de la noche cuando me entró la curiosidad de conocer ese lugar del que había estado investigando en internet: un club de parejas swings. Ese día estaba sola en mi apartamento porque mi esposo estaba en un viaje empresarial. Le mande un mensaje diciéndole que quería conocer ese sitio del que habíamos hablado pero que no se preocupara porque solo iba a ver. Leí en la página web y me di cuenta de que podía entrar en ropa interior, por lo que me puse uno de mis conjuntos favoritos, uno negro de encaje con un top que realzaba mis senos y me los hacían ver más grandes.

De camino pensaba muchas cosas, estaba nerviosa por no saber cómo actuar, si me iba a desagradar ver a parejas teniendo sexo, si me excitaría y me atrevería a participar, si me encontraría a alguien conocido o simplemente me iba a aburrir y terminaría decepcionada de esos lugares donde muchas parejas swings se sumergen a explorar sus más profundas fantasías.

Bienvenida al Club XXX para Parejas Swings

Llegue muy nerviosa buscando un letrero o algo que me dijera que ahí era, pero no tenia nada. Era solo una casa con un pequeño timbre que tenía el nombre del lugar: Club XXX para Parejas Swings; timbré y me abrió un hombre grande. Me dijo que una vez adentro, debía pagar la entrada y que no podía ni siquiera entrar y echar un vistazo antes de decidir quedarme.

Me cambié dejando mis cosas en un casillero y salí para sentarme en la barra. En ese momento había un espectáculo de camisetas mojadas entre parejas swings en la piscina. Todos estaban con la boca abierta disfrutando de dos mujeres que no paraban de besarse. Debo admitir que ver eso me mojó y pensé que nunca había estado con una mujer y me gustaría probarlo de esa manera: diferente, divertido y con muchas parejas swings viéndome en plena acción. Cuando el show swings estaba por terminar, los espectadores debían elegir a una ganadora, claro, ganó la que tenía unas tetas grandes deliciosas que rebotaban y porque además cuando estaba por acabar la faena con su rival, tuvo un orgasmo con squirt incluido llenando la piscina de ese fluido que todas queremos experimentar algún día.

Al terminar, la ganadora y otras parejas swings se quedaron en la piscina y su rival se acercó a la barra y pidió un coctel. Me miró y me preguntó si me había gustado el show, respondí que sí. Luego me preguntó si había ido sola y me invitó a su mesa a tomarnos algo. Después de una charla me dijo que ella y su acompañante les gustaban todo el tema de parejas swings. Me habló de un par de historias fantasiosas que tenían ambos hace tiempo.

Mi primer beso lésbico

Después de charlar un rato y de que los tragos hicieran su efecto, comencé a ponerme mas cómoda y a pensar en besar a esa mujer de labios delgados, cabello crespo y senos pequeños, así que simplemente lo hice. La tomé del cuello y le di un beso que me hizo calentarme más. Mi vagina estaba mojada y caliente, mis pezones duros y parados y mi boca salivando por mas besos. Su pareja, al igual que otras parejas swings, estaban riéndose, pero luego entró a la deliciosa escena y comenzó a acariciarnos y a masturbarse.

Pude ver de reojo que su pene era de tamaño normal pero muy venoso y grueso, así que se lo toqué y sentí que estaba muy mojado. La mujer comenzó a chuparle el pene, tragándoselo hasta tener arcadas, mientras él besaba mis senos y yo me tocaba y gemía de placer. Las demás parejas swings no paraban de mirarnos y yo tenía claro que quería más, pero no con el man, sino con aquella mujer, así que le dije a ella que me besara entre mis piernas para cumplir una de mis fantasías, sin pensarlo, comenzó a meter su lengua en mi vagina, a acariciarme con los dedos y besarme de forma suave y lenta.

Después de aproximadamente 4 minutos, logre venirme en su boca. El hombre se vino poco después de mí, me imagino que ver a su pareja con otra de su mismo sexo lo tenía extasiado de placer. Cuando terminamos, se me había quitado toda pena y le dije a ella que había disfrutado mucho de esa boca deliciosa y que esperaba repetirlo. Las parejas swings del lugar seguían tocándose mientras nos miraban. Charlamos un rato más, intercambiamos números de teléfono en el vestidor, me cambié y pedí un taxi hacia mi apartamento.

¿Repetimos?

Al otro día, no paraba de pensar en esa experiencia, en mi primera vez en un club para parejas swings, en que llegué al orgasmo con una mujer y me había gustado demasiado. Tomé mi teléfono, le escribí y le dije que tenía ganas de verla de nuevo en el mismo sitio. Acordamos fecha y hora, pero esta vez le dije que fuera sola, que la quería solo para mí, que necesitaba que toda su atención estuviera puesta en mí porque quería que nos miraran como cualquier otra de las parejas swings pero esta vez con un perfecto dúo lésbico, no me considero lesbiana, pero en serio esta mujer sí que sabe cómo complacer.

Y así fue, nos vimos la segunda vez solas, ansiosas por besarnos y tener sexo desenfrenado a la vista de desconocidos. No hace falta decir luego de algunas veces solas, queríamos experimentar con otras parejas swings, así que tuvimos varios encuentros muy locos y exitosos.

Espero que después que acabe la cuarentena, pueda volver a verla para hacer muchas cosas que me sueño de día y de noche y contarle que de vez en cuando, me masturbo pensando en esa primera vez que una mujer me hizo venir de una manera indescriptible en aquel lugar en el que las parejas swings cumplen todas sus fantasías, y por supuesto yo también cumplí una de las mías.

Descubrí que soy bisexual

Hace un tiempo, tuve la experiencia de hacer una orgía con varios desconocidos. Al principio no quería aceptarlo, pero después de mucho pensar me di cuenta de que no era un macho hambriento sólo por mujeres, sino que era un hombre bisexual.

Todo comenzó en un lugar de intercambio de parejas. Fui con una amiga para conocer, pero las cosas se pusieron calientes cuando una pareja nos invitó a tomar algo. Como íbamos en plan de ver, no le vimos problema a tener compañía de otra pareja para relajarnos más y conocer de su experiencia. Hablamos por 2 horas y luego nos dijeron que el man era bisexual, y la nena lesbiana. Eran también una pareja de amigos cercanos que fueron a divertirse.

Cuando estaba bailando con la amiga del otro man, me dijo que fuéramos al cuarto grande porque ella quería experimentar con mi amiga. Le hice una seña y fuimos al cuarto de compañía. Pensé que sería la ocasión perfecta para tener el trio soñado que siempre he querido con dos mujeres hermosas.

Había una pareja más teniendo sexo, entramos y comencé a besar a mi amiga, mientras que la otra vieja estaba hablando con su amigo bisexual. Luego de estarla manoseando, metiéndole el dedo en su vagina mojada y chupándole las tetas, noté que el man se masturbaba mirándome mucho. Era raro porque no me sentía incomodo, yo estaba concentrado en lo mío.

Luego, la mujer se acercó a nosotros y comenzó a besar a mi amiga mientras que ella me la mamaba bien rico. Era una escena perfecta para mí. Luego de un momento, vi como ese man venía hacia nosotros e hizo que mi amiga le chupara la verga mientras le metía el dedo en la vagina. Luego el man me miró y me dijo al oído: ¿querés probar algo nuevo? Me asusté y tuve que salir rápido del cuarto. Cuando ya me calmé y analicé la situación, volví a entrar y estaban ellos 3 follando en típica escena de un trio de película porno. Mi amiga me miró y me dijo: no tengas miedo marica, déjate meter un dedo al culo y verás que te encacorras de una.

Que rico ser bisexual

Cerré los ojos, me dejé llevar por la música y el licor y dejé que ella y el man me tocaran. Sentir las manos de un man sobre mi pecho era extraño, pero agradable. Mi amiga comenzó a masturbarme y el man, un negro grandote y musculoso me agarró fuerte, se me mandó y me dio un beso en la boca que me dejó estupefacto. No sé si fue el momento o la boca de mi amiga mojada en mi chimbo lo que me hizo querer más, pero luego de ese beso, le dije: sóbame el chimbo y chúpalo que estoy arrecho. Mi amiga se apartó para seguir con la otra mujer mientras él me lo chupaba como yo le decía.

Soy bisexual, pensé viendo a ese negro chuparme la verga y masturbarse mientras lo hacía. Veía a todos a mi alrededor disfrutando del sexo sin importar que los estuvieran viendo, así que yo también hice lo mismo. Dejé que ese man me hiciera una de las mejores mamadas que he tenido en mi vida mientras escuchaba los gemidos de las otras parejas. Era delicioso. Luego, me dijo que iba meterme dos dedos al culo porque eso iba a hacer que me viniera mucho más rico. Comenzó con un dedo, tenía miedo, pero me deje. Luego metió dos y comenzó a sobarme en círculos mientras que con la otra mano me masturbaba y me lo chupaba. No me di cuenta en qué momento sentí tanto placer que eyaculé sintiendo los dedos de ese man en mi culo. No había pensado que ser bisexual era tan placentero.

Hasta el día hoy, sigo yendo a esos lugares para desfogarme con algún otro man que me dé por el culo mientras le chupo la vagina a alguna vieja. Igual, guardo las apariencias, con mis amigos y familia soy hetero, pero al llegar a ese lugar donde nadie me juzga y solo van a sentir placer, digo a todo el mundo que soy felizmente bisexual.

Soy modelo web cam 🔊

¿Quieres escucharlo?

Dale play a este audio y escucha el relato narrado.

No pensé mucho en que ser modelo web cam cambiaría mi vida. Estaba muy escéptica cuando conseguí ese trabajo, pero ahora siento que quiero hacerlo por mucho más tiempo .

Vengo de una familia que tiene, o más bien tenía, dinero y poder. Mis padres eran dueños de uno de los supermercados más grandes de la ciudad, por lo que nunca me faltó nada cuando estaba más joven. Pero luego de una investigación contra mi padre, sus ahorros y bienes fueron vendidos para pagar al abogado. Quedamos literalmente en la calle. Yo estaba cursando 6 semestre de la universidad cuando todo pasó, así que tuve que dejar mis estudios para trabajar y ayudar a mis papás.

Era muy difícil encontrar un buen trabajo que pagaran lo suficiente para vivir bien. No quería ser mesera ni empleada doméstica, así que comencé a buscar en internet algo que pagara bien (realmente bien). Encontré muchos anuncios sobre modelaje, pensé que en realidad tenía que modelar en pasarelas, pero en lugar de eso, me dieron una demostración de lo que debía hacer. Vi a una mujer frente a la cámara, hacer bailes eróticos, desnudarse poco a poco, hacer lo que los espectadores le decían que hiciera, masturbarse y tocarse con juguetes sexuales.

Tenía que ser una modelo web cam. Estaba muy confundida, pero al ver la paga semanal de esas mujeres le dije al man que me contrató que quería empezar de una. Estuve una semana en inducción; me indicaron como debía comportarme para obtener más tokens, como debía ser mi voz, mis movimientos, mis reacciones, mi actitud y, sobre todo, ser segura de mí misma y divertirme. Hasta ahora todo iba bien, pero no quería que mis amigos y familiares me vieran como una modelo web cam, viendo cómo me masturbaba frente a la cámara y ser conocida como una puta por mostrar mi cuerpo a desconocidos. En la agencia me dijeron que podían bloquear mi país de origen, acepté. Luego de hacerme exámenes médicos y mil cosas más para poder trabajar formalmente, como cualquier otro trabajo, comencé.

Primer día laboral como modelo web cam

Les dije a mis padres que trabajaría como auxiliar administrativa, porque decirles la verdad sobre ser modelo web cam me haría ganarme su desprecio; y que la jornada laboral era completa. Ese día salí de mi casa como un bebe, bien depilada, con el cabello arreglado, las uñas pintadas y perfectamente maquillada.

Llegue a mi habitación, estaba muy linda, tenía espejos por todos lados, un juego de sabanas caro, lencería sexy y juguetes sexuales. Para bajar la tensión, mientras que comenzaba a transmitir, me puse a ver porno y a tocarme. Estaba mojadita y relajada. Comencé la transmisión con 40 hombres, todos me mandaban emoticones y palabras sucias mientras yo me acariciaba los senos y las piernas. Comencé a quitarme la ropa haciendo un baile sensual, luego pasé a mi ropa interior, me chupaba los senos mientras mi tanga se iba poniendo caliente e iba mostrando mi vagina por los laditos.

Escuchaba el sonido de los tokens llenando mi pantalla. Luego, me di la vuelta y quitándome la tanga mostraba mi culo en cuatro. Se me veía todo, estaba muy mojada y excitada, ser modelo web cam en ese momento era delicioso. Me acosté en la cama y bajé hasta mis piernas mientras mojaba mi vagina con mis dedos llenos de saliva y me los metía para sentir más placer. Mientras les respondía los mensajes, me mandaban más tokens para hacer lo que ellos me pedían. Utilizaba los juguetes que me habían dado, un dildo de 18 cm color rosado, lo chupé primero, le hice sexo oral con un lubricante caliente mientras mis manos lo recorrían de arriba hacia abajo, los hombres seguían y seguían enviando tokens. Usaba mi voz como me habían enseñado, una voz suave y morbosa al mismo tiempo.

Orgasmos llenos de placer

Luego, ese pene al que le había hecho una buena mamada, lo fui metiendo a mi vagina mojada y caliente por partes. Primero la cabeza, luego hasta la mitad mientras mis gemidos iban haciéndose más fuerte y luego me lo metí hasta que solo se vieran los testículos del juguete. Para ese punto ya estaba volando y ahora no eran 40 hombres sino 150 los que me amaban como modelo web cam y decían que querían verme venirme con ese chimbo adentro de mí. Cambiaba de posición para masturbarme de varias formas y usar algunos juguetes que tenía.

Estaba recibiendo muchos tokens cuando sentí que el orgasmo estaba a punto de aparecer. Me senté en mi cama y mientras sobaba mi clítoris y me penetraba con el dildo, pensaba en tener a un hombre chupándome la vagina y metiéndome su pene para hacerme venir. Me toqué por 2 minutos cuando me vine. Gemí suave pero mis piernas temblaban de placer y mis ojos se cerraban fuerte para pensar en ese momento de placer que estaba teniendo conmigo misma y con otro hombre en mis pensamientos.

Cuando acabé, me saqué el dildo y estaba blanco, lleno de mis fluidos oliendo a pura vagina, delicioso. Lo besé un rato más y luego me despedí de mis seguidores con miles de tokens a mi favor. Estaba feliz.

Disfrutando del trabajo ideal

No sabía que ser modelo web cam era masturbarme varias veces al día, tocarme para sentirme sexy y que otros me vieran como la mujer de sus sueños. Era aprender a bailar sensual y tener conversaciones eróticas con hombres al otro lado del mundo. Aunque, a decir verdad, no pensé que este trabajo tuviera ciencia. Pero a medida que pasaba el tiempo y hablaba con mis compañeras, tomaba algunas ideas y trucos para convertirme en una modelo web cam profesional, capaz de enamorar y producir los deseos más profundos en mi sala.

No le recomiendo a nadie este trabajo porque aún sigue siendo un tabú, pero puedo decir que ser modelo web cam me permitió conocerme más, me permitió sacar a flote toda mi sensualidad sin pena y claro, ganar mucho más dinero del que pensaba. Ahora, mi familia y yo tenemos una vida tranquila gracias a mi trabajo como auxiliar administrativa/modelo web cam, solo que ahora vivo con más plata que antes y disfruto mucho más de mi trabajo.

Relatos eróticos: Mi mejor amigo el vibrador 🔊

Mi mejor amigo el vibrador

¿Quieres escucharlo?

Dale play a este audio y escucha el relato narrado.

Llevo casada 15 años y solo hasta ahora, me había picado la curiosidad de probar tener sexo con mi esposo y un juguete sexual. No había sentido la necesidad de ensayar un vibrador hasta que una vieja amiga me dijo que era espectacular. Cuando lo compré, me decidí por el más sencillo. Era uno de silicona, color piel, casi blanco, de unos 15 cm.

Mi primer vibrador

Llegué a mi casa para probar el tan nombrado vibrador, así que comencé a excitarme un poco viendo porno e imaginándome que la actriz del video era yo. Estaba con un hombre grande, musculoso, trigueño y ojos negros. Mientras me lo imaginaba besándome, pasaba por mi vagina el vibrador que había comprado, me rozaba entre mis piernas y mi clítoris para sentir ese pene de goma y mojarme más pensando que ese trigueño del video estaba por penetrarme y hacerme suya.

Luego, comencé a masturbarme con los dedos mientras besaba el vibrador, me metí uno, me gustaba mucho, pero quería más, luego me metí dos. Eso hizo que quisiera más, pero ahora con algo más grande, así que con una mano comencé a meterme suavemente el vibrador, mientras con la otra, me acariciaba el clítoris. Estuve haciéndome el amor por varios minutos sola hasta que mi esposo llegó y me encontró tocándome hasta el punto de querer explotar de placer.

Tenemos compañía

Se quitó la ropa tan rápido como pudo, comenzó a besarme los senos mientras se tocaba. Luego, me masturbaba con el vibrador muy rápido y al mismo tiempo me daba sexo oral y yo gemía mucho de placer. No había sentido nunca esa sensación de tener un pene adentro y sentir una lengua besándome delicioso. Después de unos minutos en esas, mi esposo me penetró tan rico que hicimos el amor por 1 hora seguida. Claro, usábamos mucho el vibrador para cambiar de ambientes y de poses. Hicimos posiciones que no habíamos intentado antes y fue espectacular.

Después de dos meses de usar el vibrador, el sexo con mi esposo se fortaleció y ahora lo disfrutábamos más. Ambos estábamos fascinados con el juguete sexual. Sin embargo, necesitaba una dosis mayor de placer, así que le dije a mi esposo que hiciéramos el amor con el vibrador, pero esta vez, con doble penetración. Al principio no entendió muy bien, pensó que quería tener sexo con otro hombre, pero luego su imaginación voló y supo de qué hablaba. Fuimos juntos a una tienda erótica y compramos varias cositas que me ayudaron a disfrutar plenamente del sexo anal.

El vibrador en nuestra fecha especial

Llegó nuestro aniversario y quería que fuera muy especial. Durante varios días antes, estuve usando los productos que compramos para darle mi virginidad anal a mi esposo en nuestro día especial. Fuimos a un hotel fuera de la ciudad para tener una noche llena de placer.

Cuando estábamos algo ebrios por el vino, le dije que quería hacer el amor toda la noche con él y con nuestro amiguito especial. Sacó el vibrador y comenzamos a tener sexo desenfrenado como dos adolescentes. Cuando ya llevábamos un buen rato en nuestra faena, le dije que sacara el juguete y me lo hiciera por atrás. Al inicio me molestó un poco porque el pene de mi esposo era más grande que los juguetes que probamos, pero luego el placer era indescriptible.

Teniendo el vibrador en mi vagina mojada y mi esposo penetrando mis nalgas, me sentía como toda una actriz porno. Sentía doble placer, doble penetración, muchas ganas de tener un orgasmo y cuando sentí que todo no podía estar mejor, me vine a chorros. Mi vagina sacó un liquidó blanco muy fuerte, sentía que me estaba orinando, pero el orgasmo era demasiado intenso. Grité muy fuerte y cuando acabé, mis piernas estaban temblando y mi esposo tenía su leche regada por toda mi vagina. Al verme, tenía una mezcla de fluidos que chorreaban por mis piernas y me ponían muy eufórica. Descansamos un poco y nos quedamos dormidos hasta el otro día.

Puedo decir que después de ese día, siempre intento probar cosas nuevas, juguetes raros y complacer fetiches poco usuales y ahora, el vibrador se convirtió en nuestro mejor amigo. Lo uso en mi soledad o como ha pasado últimamente, para hacer el trío perfecto.