🔊Despedida de soltera

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Despedida de soltera

Recuerdo perfectamente esa noche. Era una despedida de soltera, la mía, y mis amigas habían organizado una fiesta que prometía ser inolvidable. Lo que no sabía era cuán inolvidable sería.

Llegamos a una de las discotecas más lujosas del centro de la ciudad. La decoración era muy erótica, con luces suaves y una atmósfera que incitaba al placer y mis amigas estaban radiantes, listas para celebrar mi última noche como soltera. Mientras reíamos y nos poníamos en ambiente con copas de champán, nos pusimos a bailar, dejándonos llevar por la música y la euforia del momento.

En medio del bullicio, el “regalo especial” que mis amigas me habían preparado iba llegando a la discoteca: una deliciosa sorpresa de complexión atlética, muy alta, con una sonrisa que derretía, vestido como bombero. Al principio, me sonrojé, pero la champaña y la atmósfera me hicieron relajarme rápidamente.

Comenzó su actuación, moviéndose al ritmo de la música, despojándose lentamente de su uniforme. La energía del lugar cambió, se hizo más intensa, más cargada, más sensual. Yo estaba sentada en una silla, en el centro de nuestro espacio, y mis amigas aplaudían y animaban. Sentía sus ojos sobre mí, y cada vez que él se acercaba, mi corazón latía más rápido.

Cuando finalmente quedó solo en un pequeño slip, se arrodilló frente a mí. Sentí su aliento caliente en mi piel mientras sus manos recorrían mis piernas, subiendo lentamente. El calor de sus caricias era electrizante. Mis amigas estaban en silencio ahora, expectantes, dejándonos a los dos en nuestra burbuja de tensión y deseo.

Él susurró en mi oído, su voz era profunda y sugerente, “Esta noche es para ti”. Esas palabras encendieron algo dentro de mí y la verdad estaba dispuesta a todo. Me levanté y lo guíe hacia una habitación que la discoteca tenía exclusiva para este tipo de eventos. Mis amigas, ahora convertidas en sombras en el fondo de mi mente, se quedaron en la disco bebiendo y bailando.

Nos besamos apasionadamente, y mis manos exploraron su cuerpo, cada músculo, cada línea, cada bello. Él respondió con la misma intensidad, sus dedos deslizándose por mi piel, enviando ondas de placer por todo mi cuerpo. Cada toque, cada beso, era un anticipo de lo que estaba por venir.

Simplemente, me recosté en la cama y comenzó a darme besos en la entrepierna, y fue bajando ligeramente hasta mi vagina, después de 10 años de relación estaba probando el placer de estar con otro hombre y la verdad se sentía exquisito; sentí su cuerpo apretándose contra el mío, sus manos firmes guiándome, y cada momento se grababa en mi cuerpo con una claridad casi dolorosa.

Al final, nos quedamos allí recostados uno al otro, disfrutando del sudor mezclado en nuestros cuerpos. Me miró a los ojos, y su sonrisa fue de satisfacción pura y mutua. Esa noche nos separamos, sabiendo que lo que habíamos compartido era algo más que una simple actuación. Al regresar a casa, me di cuenta de que había vivido una fantasía, una despedida de soltera que superaba cualquier expectativa. Y aunque el tiempo ha pasado, todavía puedo cerrar los ojos y revivir cada momento, cada sensación, con la misma intensidad de esa primera vez.

🔊Mi primer juguete

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Mi primer juguete

Hacía muchos meses, tenía en mente comprarme mi primer dildo, realmente me daba vergüenza ir hasta una Sex store y solicitar uno. La verdad quería probarlos, en especial porque no tenía pareja desde hacía mucho tiempo, pero me generaba un poco de pena.

Sin embargo, rápidamente me decidí en ponerme a la búsqueda de cuál sería mi favorito, y después de divagar entre tantas opciones en Internet encontré el ideal.
Dildo ultra realista Sagan, ufff la verdad es que era espectacular, su material era demasiado suave y sobre todo muy parecido a la piel humana; busqué la store que lo vendía y era Bali, una tienda de productos eróticos que tenía una sede física en la ciudad en la que yo me encontraba, pero no quería entrar al lugar, así que lo solicité por la línea de WhatsApp.

Luego de un par de horas de realizar mi pedido llegó a casa junto a un obsequio, un lubricante tipo cum, muy exquisito al paladar. Yo claramente no me iba a quedar con las ganas de ensayar inmediatamente, así que preparé mi tina de baño con unas burbujas de amor con feromonas, velas con aroma a cereza, una luz tenue pero cálida y un poco de música sensual. ¡Realmente el ambiente era perfecto!

Mi Sagan tenía una particular ventosa que podía adherirse a una de las paredes de mi tina, así que rápidamente lo hice; al quedar bien sujetada empecé a introducirlo dentro de mi vagina, se sentía Mmm… demasiado real y suave, la experiencia era completamente nueva pero muy satisfactoria.

Con cada movimiento, su diseño ergonómico estimulaba todos mis sentidos y despertaba un deseo intenso en mí. La combinación del obsequio de lubricante era exquisita, añadía aún más sensualidad a la experiencia, hacia una combinación inigualable.

Mientras me entregaba al placer, me di cuenta de que había descubierto no solo un juguete excepcional, sino también una nueva forma de conectarme conmigo misma y explorar mi propia sensualidad sin restricciones ni tabúes.

Lo mejor es que podía acomodarlo como quisiera, curvo o recto, tal y como me encantaban porque su material me lo permitía rápidamente, sin embargo, sentía que algo me faltaba así que decidí salir un segundo y usar mi succionador de satisfyer curvy.

Empecé a estimularme con ambos al mismo tiempo, todas las sensaciones se triplicaron al 1000 por ciento, y solo en 3 minutos había logrado el placer que tanto deseaba. Definitivamente no necesitaba ni necesitaría nada más de ahora en adelante.


🔊Una comida atrevida

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Una comida atrevida

Estaba de aniversario con mi novio Jorge y se me ocurrió la gran idea de invitarlo a cenar a uno de mis restaurantes favoritos en Medellín.

Yo realmente estaba muy entusiasmada porque ya eran cinco años de nuestra relación, pero quería algo diferente, algo que pudiera sacarnos de nuestra rutina, y pensando ideas durante todo el día me encontré con un juguete sexual que prometía ser una de las mejores experiencias fuera de la casa y sobre todo de la cama, su nombre era Ferry de una marca muy conocida llamada Lovense.

Rápidamente, lo solicité por el WhatsApp de BaliSexStore, mi sex store favorita y en menos de dos horas llego a casa, así que apenas lo tuve en mis manos fui a avisarle a Jorge sobre lo que nos deparaba la noche; lo invité formalmente a nuestra cena y le dije cómo debía ir cambiado, pero no fue hasta que nos íbamos para el restaurante que le comente que quería que jugáramos un poco.

Le expliqué que en mi panti había ubicado el juguete y que él, desde su celular con una aplicación, podía manejarlo como quisiera, pero solo en el restaurante; a él la verdad le hizo mucha gracia y estaba ansioso de que nuestro juego empezará.

Ya en el lugar empezamos a tomar una copa de vino que nos dio la bienvenida al sitio, hablamos sobre nuestro día y solicitamos nuestra comida; después de unos más o menos 20 minutos yo me distraje y él empezó a tomar su celular y a jugar con él, realmente yo no conocía la potencia de ese pequeño amigo, pero cuando mi amor empezó a darle tokens todo se convirtió en prácticamente una batalla sexual.

De un momento a otro empezó a vibrar mi clítoris y toda mi vulva, fue una locura esa primera vibración, porque me tomó por sorpresa, pero la verdad se sentía muy delicioso.

Él al ver mi cara empezó a reírse y a jugar con las diferentes vibraciones, la sensación era indescriptible, pero yo tenía miedo de tener un squirt en medio del restaurante.

Las vibraciones con cada segundo que pasaban se hacían más y más intensas, podías sentir los micro orgasmos en mi cuerpo y aunque se me salían unos que otros gemidos trataba de contenerme porque la gente podría darse cuenta.

Dobla mis piernas, metí mis manos entre ellas, me sentaba un lado, me sentaba del otro, pero sencillamente no podía, esto era más fuerte que yo, así que rápidamente le dije que nos fuéramos a casa porque no aguantaba más, y él con todo el placer y gusto del mundo solicitó la cuenta y paramos un Taxi.

Ambos decidimos entrar en la parte trasera del carro y él comenzó a jugar nuevamente mientras me daba besos en el cuello para anticipar todo lo que haríamos en casa.

Entre mayor intensidad, mayor cantidad de besos y roces me daba, la verdad es que nunca había tenido un orgasmo con este tipo de dinámicas: ¡ME ENCANTABA!

Tan pronto llegamos a casa, bajé de inmediato del carro y me agaché justo enfrente de la puerta mientras él pagaba. Ya no podía más y le dije que necesitaba que me masturbara allí mismo.

Prácticamente, se lo imploré y él no dudó ni un segundo en llevarme justo detrás de los árboles que estaban enfrente de nuestro hogar y meter sus manos en mi parte después de haber subido mi vestido.

Empezó a masturbarme y se dio cuenta de que estaba empapada. El juguete había cumplido su misión y ahora él en casa terminaría nuestra partida de juego.


🔊Mi primer Anal

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Mi primer Anal

Hace mucho tiempo Juan y yo habíamos tenido conversaciones de practicar nuevos fetiches y deseos sexuales que ambos teníamos, pero nunca nos habíamos dicho nada. Uno de esos era el sexo anal, la verdad a mí me aterraba el hecho de sentir dolor porque muchas de mis amigas me comentaban que resultaba muy doloroso y sobre todo incómodo.

Durante meses estuve investigando sobre prácticas para no sentir nada durante la práctica, productos desensibilizadores, posturas sexuales y juguetes que me pudieran ayudar a mejorar la experiencia y poder decirle que sí a Juan.

Mi curiosidad cada vez iba aumentando, pero también mi temor porque no quería pasar una vergüenza o tener que irme de urgencias. Un día mientras ambos caminábamos hacia un restaurante encontramos una sex store, Bali, era muy hermosa por fuera y nos llamó la atención entrar y ver que podían ofrecernos.

Hablando con la asesora mientras Juan observaba algunas masturbadoras, le comenté nuestro plan y ella sin pensarlo empezó a recomendarnos productos para hacer mucho más placentera nuestra primera vez, me mostró una de mis mejores aliados que fue el lubricante anal desensibilizante porque contenía un activo natural para anestesiar la zona y así no sentir dolor alguno, además de eso me explicó que podía ir dilatando mi ano con un kit de tres Plugs anales de diferentes tamaños para ir acostumbrándome.

¡Así que inmediatamente los llevamos y empezamos a ponerlos en práctica! Al principio resultó incómodo, sin embargo con el tiempo y la práctica todo fue de maravillas.

Pronto accedí a tener ese fetiche tan anhelado de ambos y un buen día después de llegar de la universidad Juan y yo decidimos realizar una cena romántica para ambos y tan pronto terminó empezamos a darnos besos y un poco de buen amor.

Él acarició mis pechos con sus manos y le daba besos por encima de mi escote, mientras yo frotaba con mi mano su pene por encima de sus pantalones, así una cosa fue llevando a la otra y en cuestión de minutos estábamos completamente desnudos en la cama.

Sus besos realmente encendían en mí un placer indescriptible, él había aprendido tanto sobre mi cuerpo, tanto así que sentir sus dedos masturbándome era como tocar la Luna de goce y deleite.

En unos segundos le propuse a Juan si podíamos intentarlo esta vez y sin dudarlo empezó alcanzar nuestro lubricante anal desensibilizante y empezó a aplicarlo muy suavemente por todo alrededor de mi ano mientras seguía masturbándome.

La idea era relajarme tanto que no tuviera que pensar en nada más que el placer, y sí que lo estaba logrando. En cuestión de segundos me colocó de ladito y ya con su condón puesto empezó a penetrarme muy lentamente, claramente sin dejar de masturbarme y darme besos.

Con todo lo que habíamos puesto en práctica realmente fue muy sencillo y ufff el placer que sentía era muy diferente, pero igual de exquisito, y lo mejor es que escuchaba sus gemidos y podía darme cuenta de que él también estaba disfrutando, el hecho de escucharlo también me generaba un placer único.

Poco a poco comenzó a aumentar su intensidad y la verdad me encantaba ¡no sé por qué no lo había practicado antes! Era indescriptible. Tan pronto terminamos él retiró su condón Hawái, lo tiró a la basura y ambos tomamos una ducha juntos; este sin duda va a ser uno de los fetiches con mayor presencia en nuestras próximas rutinas sexuales.


🔊Un viaje de la suerte

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Un viaje de la suerte

Hace algunos días me fui de viaje con un grupo de amigos, realmente llevábamos planeando esto hacía muchos meses, pero nunca coincidimos en algo. Al final decidimos irnos a una playa en la zona costera del país, eran dos amigas, sus parejas y yo, la soltera del grupo como siempre.

Ese viaje nos tocó estar muy temprano en el aeropuerto, casi a las 3:30 de la mañana y fue todo una locura, el corre, corre para poder llegar a tiempo con las maletas, los bolsos y los tiquetes.

Solo sentí paz cuando llegué a la sala de estar, inmediatamente saqué mi portátil y empecé a trabajar porque tenía muchísimas cosas atrasadas, en cuestión de unos segundos sentí una presencia masculina muy imponente a mi lado así que lo observé, era un chico francés que iba a tomar el mismo vuelo que nosotros.

Él muy amable me saludó y me hizo algunas preguntas de dónde iba, porque realmente él también estaba solo y quería disfrutar el viaje y conocer algunos amigos nuevos. Le conté que con unos amigos y que si gustaba podía unirse a nosotros, reservar en el mismo hotel y unirse a nuestros planes si no tenía, y le pareció fantástica la idea sin embargo, a mí me pareció fantástico él.

Era un rubio precioso con esos rizos dorados color miel y unos ojos claros como el agua cristalina, de estatura 1.75 un cuerpo como tallado por los dioses pero del el gimnasio.

Empezamos el abordaje del vuelo y sorpresa, estaba dentro de mí misma línea de asientos, justo a mi lado, así que los 45 minutos de viaje estuvimos hablando sobre nosotros y conociéndonos un poco más.

A mis amigos no les disgustaba la idea porque así yo estaría acompañada y sobre todo conocería a alguien nuevo.

Al llegar a nuestra ciudad destino, fuimos a instalarnos inmediatamente en el hotel y pudimos reservar también la habitación de él justo al lado de la mía, fuimos a la playa, a la piscina, jugamos un poco de voleibol en la playa y nos divertimos muchísimo.

Empezó a caer la noche y claramente nos íbamos a ir de rumba, era uno de nuestros mayores objetivos y justo en el hotel propiciaban una en la azotea.

Entre trago y trago la tensión fue subiendo, y él como todo un hombre coqueto empezó a bailar conmigo y acariciarme el rostro, la verdad yo no era indiferente, me gustaba y me hacía sentir deseada.

De un momento a otro empezó a besarme y yo sentía un montón de mariposas en el estómago y ganas de mucho más que solo besos.

El alcohol fue surtiendo efecto y cuando menos lo esperamos estábamos en mi habitación los dos solos entrando por esa puerta, él cargándome y dándome muchísimos besos apasionados, todo era una completa locura, pero bueno, con alcohol todas las decisiones suenan mejor.

Me tiró en la cama y empezó a subirse encima de mí quitando botón a botón una camisa blanca que me había puesto esa noche.

Yo empecé a desabrochar su pantalón y quité su camisa inmediatamente me dio espacio, su cuerpo era perfecto, un abdomen perfectamente detallado y exquisito.

Él empezó a darme besos por encima del sostén y fue bajando hasta mi pelvis bajando lentamente para posteriormente ir quitando mis jeans hasta las nalgas.

Pronto vio que mi lencería combinaba así que su cara solo fue de picardía, él ya sabía que yo tenía un objetivo esa noche. Empezó a jugar con mis bragas y a darle pequeños besos a mi monte de Venus hasta si llegar a mi clítoris, sin retirar mi panti porque le gustaba el juego previo de masturbarme aún estando con ropa y yo lo disfrutaba muchísimo más.

Luego de un rato en esa dinámica simplemente movió mi panti hacia un lado y empezó a masturbarme con sus dedos, era mi estimulación favorita y estaba dando justo donde tenía que hacerlo.

Empezó a buscar su pene y frotarlo con el impuesto e inmediatamente se colocó erecto, Mmmmm se veía muyyy interesante.

De un momento a otro decidió alcanzar su bolso para tomar unos condones Ultra delgados que tenía, me decía que eran sus favoritos porque no le molestaba para absolutamente nada y tenía la sensación lo más real posible

Mientras yo se lo iba colocando él empezó a masturbarme para tener una mejor lubricación, realmente se sentía muy rico y mi vagina sí que lo sabía, porque estaba demasiado húmeda.

Luego de ya colocarlo completamente, empezó a introducirlo, la verdad es que era bastante grande así que tocó hacerlo muy lentamente, pero me encantaba como ambos mirábamos su pene y vagina fundirse en uno solo.

Empezó a aumentar su ritmo, la cama se estremecía como si se fuera a romper, pero lo único que nos importaba era disfrutarnos, las sábanas se llenaban de nuestros fluidos y yo solo podía apretarlas del goce que me provoca su gran pene.

El rostro de él por otro lado solo me decía que estaba disfrutando de mí como nunca antes lo había hecho con otra mujer.

La noche fue todo un espectáculo sin embargo, ya el otro día asomaba sus destellos y debíamos despedirnos, él debía estar en el aeropuerto a cierta hora para devolverse a su país y yo continuar mi travesía con mis amigos.


🔊Un encuentro prohibido

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Un encuentro prohibido

Hacía muchos años desde que tenía más o menos 15 siempre me había parecido atractivo mi primo Daniel, pero nos habían dicho que debíamos permanecer separados, ya que jugábamos juntos todo el tiempo y teníamos actitudes el uno con el otro no de muy primos.

Los años fueron pasando y ambos fuimos creciendo, sin embargo, siempre que nos encontrábamos en alguna fiesta o reunión familiar se podía sentir la tensión sexual en el ambiente. Por mucho tiempo pensé que solo era mi imaginación hiperactiva, pero estaba a punto de descubrir que no era así.

Se acercaba el aniversario número 50 de mis abuelos y toda la familia se reunió en una casa finca para celebrar, incluyendo a Daniel. Todos los tíos, primos, sobrinos y nietos estábamos en el mismo lugar, claramente era imposible que Daniel y yo no cruzáramos palabra durante todo el fin de semana.

Tan pronto coincidimos en la piscina ambos nos colocamos muy nerviosos, las manos no sudaban y la voz se entrecortaba, pero eso no fue impedimento para hablar y contar que habíamos hecho durante todos estos años que habían pasado. Mientras hablaba yo solo lo miraba sus ojos y la comisura de sus labios moverse, con cada palabra mi cuerpo aunque no lo mostraba estaba completamente erizada y solo quería robarle por primera vez un beso. Mi mente me gritaba que no era normal lo que estaba pensando, pero mi cuerpo solo me alentaba cada segundo a hacerlo.

De un momento a otro mientras nadie miraba le robé un pico y él aterrado me quedó mirando fijamente a los ojos, y sus mejillas empezaron a colorearse, me dio mucha risa, pero entendí que era vergonzoso ese momento.

Él se aseguró con la mirada de qué nadie nos hubiera observado y solo me dijo que teníamos que hablar esa misma noche detrás de la casa familiar en una pequeña choza, justo al frente del lago de la finca.

Salió corriendo, huyendo de ese momento entre ambos y yo solo me quedé con 1000 preguntas en la cabeza de qué rayos había hecho, pero sobre todo si lo había disfrutado y la verdad es que sí.

Tan pronto cayó la noche me fui caminando a escondidas hasta la choza en la que habíamos quedado encontrarnos y él ya estaba allí, al mirarme no pensé que fuera hacer lo que hizo, me imaginé de todo menos eso, tomo mi rostro y me dio un apasionado beso. ¡Si todas las ganas reprimidas de años se resumieron a solo un par de segundos!

Inmediatamente le pregunté qué significaba eso y enseguida respondió que todo el tiempo en el que había querido satisfacer sus ganas y nunca lo había logrado.

No entendía absolutamente nada de lo que pasaba, pero tampoco quería hacerlo, no quería dañar el momento y menos después de todo el tiempo que había pasado para poder obtenerlo, así que simplemente tomé su rostro y seguí besándolo, él con sus manos en mi cadera me atrajo hacia su pecho y empezó a apretar mis nalgas por encima de un diminuto vestido blanco que llevaba ese día.

Pronto todo fue tomando un tono mucho más sexual y él fue besando mi cuello muy lentamente mientras bajaba las mangas de mi vestido hasta un poco más abajo de mi busto, para así apreciar mis grandes senos y empezar a llenarlos de besos.

Quitó mi sostén y empezó a succionar mis pezones, el deleite que podía sentir era extraordinario y no había pasado mayor cosa.

Poco a poco fue bajándose hasta mis pies y se hincó justo enfrente de mí, mi vestido era de boleros sueltos y él mirándome a los ojos fue retirando mi panti completamente, luego me hizo la señal de que colocara mi pie justo encima de un tronco que había allí para así poder experimentar el placer de mi fruta prohibida con todas las ganas.

Restregaba su cara por toda mi vagina y solo se escuchaban mis fluidos pasar por lengua, mientras acariciaba mi clítoris con sus dedos de una manera muy suave y al compás de lo que le hacía a mis labios menores.

Se dio cuenta de que estaba en uno de mis puntos más altos de placer e inmediatamente retiró su camisa mientras yo bajaba sus pantalones para agilizar todo el proceso. Me tomó de las piernas mientras yo sostenía su nuca con mis manos y me subió a una mesa de madera que se encontraba en el lugar. Bajó sus boxers clever hasta un poco más abajo de sus nalgas, yo abrí mis piernas y recogí mi vestido para que él empezara a frotar su gran pene en mis labios vaginales.

Estaba todo mojadito y listo para la acción, así que fue introduciendo muy lentamente mientras ambos íbamos mirando como mi vagina abrazaba su glande.

Poco a poco se introdujo completamente y él tomó mi rostro para tener mucho más de cerca a mi cara de placer y yo lo abracé con mis piernas.

Ufff, la sensación, el calor y el placer que vivía en ese momento creo que nunca más pude experimentarlo, la adrenalina de qué nuestra familia no se diera cuenta y las ganas de explotar y gritarle a todo el mundo el momento tan delicioso que estaba pasando se confrontaban.

Él fue dándome muy duro y mis piernas temblaban como nunca antes, nuestras respiraciones se agitaban, el placer se intensificaba y el ritmo no paraba.

De un momento a otro lo sacó de dentro de mí y se vino en el pasto, yo quedé justo con el placer en un suspiro y él se pudo dar cuenta, así que no desaprovechó el momento y empezó a masturbarme con los dedos para yo también lograr el éxtasis.

No podía más y mi placer se evidenció en un gran chorro de squirt.

¡Que delicia!

Pero como lo bueno no dura tanto vimos una de las luces de la casa encendidas y en menos de 30 segundos ya estábamos vestidos y completamente en silencio para que no nos fueran a pillar.

La adrenalina era de otro nivel y nos tocó esperar hasta muy tarde para volver a entrar a casa con el mayor sigilo de todos.

Pero antes de despedirnos en ese momento prometimos no volver a tocar el tema y mucho menos recordarlo, esto solo había pasado una única y última vez y solo nosotros podríamos saberlo y guardar el secreto.


🔊Un deseo Webcam

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Un deseo Webcam

Por años me he dedicado al mundo de Webcam, ha sido toda una travesía, sin embargo, he tenido muchos momentos de risa, frustración y mucho placer.

Mis clientes por lo general son lo más extraordinarios y queridos del mundo, siempre son muy atentos, detallistas y sobre todo están pendientes de mis shows, lives y contenidos en redes sociales.

Todo el tiempo que me dedicaba a hacer esto, mis usuarios alrededor del mundo me han consentido con algunos caprichos que se me ocurren, como por ejemplo viajes, ropa y sobre todo juguetes sexuales para potenciar mi página.

Recuerdo que, cuando compré mi primer Lush 3, estaba fascinada con el hecho de tener un juguete que se pudiera controlar a distancia, que fuera potente y sobre todo que me generará dinero.

Sin embargo, la etapa de los juguetes interactivos siento que ya había pasado para mí, ahora quería experimentar cosas nuevas y mucho más realistas.

Un día buscando en internet algo para saciar mis expectativas me encontré con algo muy particular, un torso sexual de hombre, realmente me parecía hermoso y llamaba toda mi atención porque me iba a transportar a la experiencia mucho más real de estar con un hombre.

Rápidamente, me puse a la tarea de averiguar dónde encontrarlo y justo en Google maps encontré la tienda Bali más cercana que tenía disponible. Me acerqué a la sede y justo estaba en exhibición; no me van a creer lo suave, delicado y sobre todo delicioso que se veía.

Así que mi mente solo podía pensar una cosa, ¡Lo quiero para mí!

Días después, charlando con mi usuario más fiel, Mike, un estadounidense de más o menos 34 años, le comenté mi más profundo deseo por el torso Y él, sin pensarlo dos veces, decidió que quería un show personalizado con él.

Dos días después ya tenía lo que quería en casa y no veía la hora de experimentarlo. El pene era perfecto en tamaño, grosor, color y textura, ¡mmmm solo de pensarlo nuevamente, de hacer agua la boca!

Sin embargo, una de las reglas que me colocó fue experimentar única y exclusivamente con él, pero la verdad, yo no podía aguantarme. Así que armé un show solo para mí, no quería transmitir, ni que nadie me viera a disfrutar de este momento.

Me arreglé para mí misma, así que me coloqué una lencería espectacularmente pequeñita mientras apliqué aceite por todo mi cuerpo y mientras acomoda en la cama a mi próximo favorito.

Lubriqué el pene con mi lubricante favorito de sensación cálida. Al momento de tener la fricción, tenía una sensación exquisita a mí y me encantaba su sabor también.

Coloqué un poco de música sensual y empecé a tocarme, fui bajando mis manos por mis senos acariciándolos, tocando mi pequeña cintura y bajando lentamente hasta mis nalgas, allí me detuve un buen rato para acariciarlas y luego ir introduciendo mis manos en mi vagina, empecé a frotar mi clítoris de la manera más suave posible, y sin darme cuenta mi cuerpo ya se había lubricado completamente.

Empecé a tocar el pene de mi torso y a sentir su calidez, su textura, suavidad y sobre todo su rigidez, no había nada que me encantará más que ver un pene erecto, lentamente bajé mi panti y me subí a la cama en cuclillas encima de él, fui haciendo pequeñas caricias con el glande del pene en mi vagina, me fascinaba sentir la suavidad de un buen lubricante y el roce en mis partes íntimas.

Luego de deleitarme con ese momento, empecé a introducirlo. ¡Qué rico! Era el grosor perfecto y para satisfacerme, lentamente, fui bajándome hasta completarlo dentro de mí, para luego cabalgarlo de una manera muy lenta pero dura.

Sentía que estaba en el cielo y que no necesitaba más nada para darme placer,  quise intensificar la situación y poder venirme ya, así que me senté y empecé a brincar encima de era una de mis poses favoritas y que estimulaba mi punto g de una manera extraordinaria, haciéndome venir como nunca antes.

Mientras estaba en esa posición, también movía mi cintura en círculos para así estimular todo mi canal vaginal y tener un grado mucho más elevado de placer.

Mi cuerpo ya no daba más y finalmente me vine, la descarga de mis fluidos por todo el juguete en mi cama eran impresionantes, pero ya era momento de arreglar todo y dejarlo como estaba porque Mike se conectaría en unos minutos y debía compartir a mi amado con él.


🔊Una mañana caliente

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Una mañana caliente

Era una mañana muy fría, uno de esos días en los que solo te provocan quedarte en casa dentro de las cobijas calentando tu cuerpo.

La noche anterior Alejo y yo habíamos tenido una noche romántica, como hacía mucho tiempo no lo habíamos hecho, supongo que la rutina de nuestros trabajos y de la vida en general no nos daba esos pequeños espacios para nuestra relación.

Al levantarme lo primero que observé fue mi cuerpo semidesnudo en la cama entre las cobijas blancas y mi piel hipersensible; la luz del sol no me molestaba en lo absoluto en los ojos, por el contrario, creo que acariciaba mi piel de una manera muy delicada.

Pronto sentí unos pasos acercándose a la habitación y la puerta rechinó como si alguien la abriera, Alejo asomo su rostro sonriente por una de las hendiduras y traía en las manos una charola con el desayuno de esa mañana.

Tenía muchos años sin tener un gesto tan hermoso conmigo y era una de las cosas que más extrañaba. Me acomodé el cabello detrás de mis orejas y me senté en la cama con la cobija aún en mis piernas, él se estiró para colocar la mesita del desayuno sobre mí y darme un cálido beso.

Ambos desayunamos y luego nos quedamos acurrucados en la cama, era un momento muy dulce, habían pasado años sin experimentar este momento.

De un momento a otro empecé a sentir su mano acariciando mis nalgas y pude volver a sentir ese cosquilleo en la barriga de desear el placer de estar con él, así que tomé su otra mano y la coloqué justo dentro de mi pijama en medio de mis tetas, él de una entendió el mensaje y empezó a masajearlas y a darles pequeños apretones mientras acariciaba mi vagina por encima de mi pequeño short.

El ambiente se fue tornando muy caliente y de un momento a otro simplemente me volteé y empecé a besarlo, acariciaba su cabello de una manera tan intensa que solo deseaba tenerlo dentro de mí.

Nuestros cuerpos hacía muchos años no experimentaban tal grado de pasión, así que no espere más y simplemente me trepé encima de él para frotar mis partes íntimas contra su pene y empezar a estimularlo aún con ropa. Nos sentíamos como dos adolescentes que tendrían su primer encuentro sexual, y lo disfrutaba.

Él metió su cara dentro de mi blusa y empezó a chupar mis pezones, el placer era indescriptible y yo solo quería sentirlo dentro de mí, así él solo hizo a un lado mi ropa interior y el short de mi pijama y fue introduciendo sus dedos en mi vagina.

Iba acariciando todo mi cuello con pequeños besos mientras me hacía sentir todo el placer que hacía mucho no me provocaba.

De un momento a otro decidí que quería más así que fui por mi juguete favorito, mi amado trysta de Svakom, se lo entregué y me coloqué de perrito, él con una gran sonrisa picara en su cara, me aplicó un poco de lubricante de sensación caliente y lo fue introduciendo lentamente en mi vagina mientras con su pene y va penetrando mi ano.

La sensación era indescriptible y mi cuerpo temblaba de deleite, nunca lo habíamos hecho en doble estimulación al mismo tiempo y definitivamente si va a volver una de nuestras prácticas favoritas.

Tanto era el goce que mi cuerpo estalló de placer y pude tener el segundo squirt de mi vida.

Ambos caímos a la cama desplomados del cansancio, pero totalmente satisfechos y con solo un beso mientras nos acurrucamos nuevamente para descansar nos despedimos hasta el segundo round.


🔊Una noche de Urgencias

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Una noche de Urgencias

Marcelo y yo teníamos el turno nocturno esa noche, siempre me había parecido atractivo y ese día era mi gran oportunidad para dar el primer paso.

Recuerdo que miraba sus ojos color miel por encima de una gran montaña de expedientes médicos, bajo la luz blanca del hospital su tez dorada era perfecta y yo solo podía imaginarme cómo sería una noche apasionada con él.

Pronto levantó su mirada y justo se encontró con la mía, me sentía avergonzada porque se había dado cuenta de que lo estaba espiando; siempre que nos mirábamos había un coqueteo que me erizaba la piel.

Un par de horas después me fui a dormir un rato en los vestidores del hospital ¡Estaba muy cansada!, y no pasaron ni 10 minutos cuando sentí la puerta abriéndose, era Marcelo.

  • Lo siento por despertarte vine a buscar algo – Mencionó
  • No te preocupes no estaba dormida. – respondí

Siempre hubo tensión sexual entre ambos, pero ninguno se atrevía a decirlo, supongo que nos daba un poco de pena aceptarlo.

De un momento a otro mientras él alcanzaba unos equipos médicos todo lo que estaba encima de esa gaveta se vino abajo, así que corrí a ayudarlo.

Pronto nuestro rostro se encontraba muy cerca uno del otro y nuestro ritmo cardíaco aumentó, no sabía si robarle un beso o seguir como estábamos hasta ahora, pero antes de ni siquiera pensarlo él ya lo había hecho.

Ambos nos quedamos extrañados mirándonos fijamente, pero no dudé ni un segundo en volver a tomar su rostro y juntar sus labios con los míos, él casi que de inmediato me tomó de la cintura, me levantó y de inmediato me sentó sobre un pequeño mueble de papelería que se encontraba allí.

Empecé a quitar su camisa y metí sus manos dentro de mi pantalón todo lo que había imaginado se estaba cumpliendo.

Empezó apretar mis genitales de una manera muy particular como nunca antes me lo habían hecho y lentamente fue introduciendo dos de sus dedos dentro de mi vagina, ambos bajamos la mirada para ver cómo me masturbaba, habíamos coincidido en algo, nos encantaba ver cómo mi vagina recibía placer.

Bajó su rostro hasta ella y empezó a lamer mi clítoris muy lentamente mientras seguía introduciendo sus dedos, mmmm… a este hombre todo le queda perfecto.

Quise masturbarlo, pero él no se dejó, me dijo que solo quería darme placer y con eso ya era suficiente para él, volvió a subir su rostro hasta el mío y empezó a morder mis labios suavemente mientras me miraba aumentando el ritmo en el que me masturbaba ¡Dios! Era tan delicioso, que no quería que terminara.

¡Al fin me hizo venir! Y terminé exhausta pero muy satisfecha, y sin darme cuenta él también se había venido y todo su pantalón lo demostraba. Me bajé rápido del mueble en el que estaba sentada para limpiarme con algunos pañitos húmedos que tenía en mi bolso, y él se dirigió hacia su locker para colocarse un pantalón de repuesto que había traído.

Todo era muy extraño, pero sumamente delicioso, nunca había estado con un hombre que llegara a su placer máximo solo masturbándome. No pasaron ni 8 minutos de nuestro encuentro cuando una compañera tocó nuestra puerta, nuestros rostros fueron de asombro y de risa al mismo tiempo.

Me volví a hacer la dormida dentro de la banca que había en la habitación y él sencillamente tomó los equipos que había venido a buscar y salió como si nada hubiera pasado.

El turno nocturno se había vuelto uno de nuestros favoritos y claramente seguiríamos encontrándonos.


🔊Días calientes

Estás a un episodio de lograr un gran orgasmo

Escucha nuestro podcast y eleva el nivel de sensaciones:

Días calientes

Era una tarde calurosa y me encontraba en casa con David, siempre que nos quedamos en casa juntos tratábamos de hacer el almuerzo o la cena para disfrutar un poco del tiempo de calidad de nuestra relación.

¡Ese día habíamos hecho unas pastas deliciosas, para el almuerzo!, pero hacía demasiado calor así que decidí entrar al baño para refrescarme un poco.

Justo cuando iba desnudando mi cuerpo me entró una llamada, era Santiago, un chico con el que solía sostener una aventura ocasionalmente, realmente me puse muy nerviosa, nunca lo había llamado estando en casa, y mucho menos él a mí con David tan cerca.

Inmediatamente le mandé un mensaje: ¿Qué haces? Sabes que no puedes llamarme cuando estoy en casa.

Como loco empezó a hacerme videollamada y le respondí porque estaba sola en el baño; ¡Ese hombre era una de mis mayores debilidades!

Apenas asomó su rostro por la cámara mi cuerpo empezó a erizarse completamente y a desear querer tenerlo enfrente, él no decía ni una sola palabra solo me miraba y escribía por el chat.

¡Quiero verte mi amor! Me muero de ganas por estar contigo, sé que está tu esposo, pero no me interesa.

Yo no podía creer lo que estaba sucediendo estaba muy nerviosa pero al mismo tiempo sobreexcitada. Fuera de esa puerta estaba mi esposo y dentro el hombre que más deseaba en el mundo.

No tardó mucho para decirme que le mostrara un poco de lo que más deseaba de mí así que volteé la cámara de mi celular y en el espejo lo dejé admirar mi cuerpo a través de ella.

Fui tocándolo lentamente, pasando mis manos por mis pechos, mi abdomen, mi cintura, mis nalgas y finalmente bajando mis dedos hasta mi vagina, y frotando mi clítoris poco a poco.

Recordé que justo en el baño tenía una pequeña cajita donde guardaba uno de mis juguetes favoritos, mi vibrador Trysta de Svakom.

Así que lo encendí y lo fui rozando por mis labios vaginales, mostrándole cada segundo del momento a mi amado.

Finalmente ya no pude más así que me senté en la taza del baño, acomode mi celular enfrente de mí y empece a introducirlo muy lentamente

Estaba disfrutando de maneras increíbles, pero no podía expresarlo completamente porque David estaba fuera de la habitación y se podía dar cuenta en cualquier momento. Santiago al otro lado de la cámara empezó a masturbarse, frotando sus manos por su gran peine muy, pero muy lubricado, lo veía y solo me daban más ganas de tenerlo dentro.

¿Mi amor Ya vas a salir necesito el baño?

De un solo brinco apagué el celular y mi vibrador cayó al suelo David estaba fuera y yo solo podía sentir una sensación de adrenalina en todo el cuerpo.

Sí cielo dame solo un segundo.

Rápidamente le escribí a Santiago que ya no podía seguirlo haciendo más guardé mi vibrador y me envolví en la toalla, al abrir la puerta David estaba justo enfrente de mi cara no podía creer lo que había hecho y seguramente él tampoco.